El Papa Francisco aterrizó hoy en Bagdad para la primera visita de un Pontífice a Irak, en la que buscará reforzar los lazos con el islam, llevar consuelo a la perseguida y diezmada minoría cristiana del país y pedir por la paz en Medio Oriente. En su primer discurso, ante las autoridades locales pidió: “Basta de extremismos, facciones e intolerancias”.

“Es indispensable asegurar la participación de todos los grupos políticos, sociales y religiosos, y garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos”, indicó y solicitó que “nadie sea considerado como un ciudadano de segunda clase”.

También convocó a luchar contra la corrupción e hizo mención sobre la pandemia de covid-19: "Esta crisis del coronavirus es una llamada a repensar nuestro estilo de vida, debemos salir mejores que antes para que construyamos un futuro en base a lo que nos une, no lo que no nos divide".

El Sumo Pontífice destacó: “La coexistencia fraterna entre las religiones necesita del diálogo paciente y sincero. No es una tarea fácil, requiere esfuerzo y compromiso de todos para superar rivalidades y contraposiciones". 

Para concluir pidió a las naciones que "no retiren la mano a Irak" y que sigan trabajando con responsabilidad sin interponer intereses políticos ni religiosos.

El Papa plantó a los periodistas que lo acompañaron que este "es un viaje emblemático a una tierra martirizada. Un deber moral".

En su primera actividad oficial, el Papa se reunió durante 20 minutos con el primer ministro, Mustafa Al Khadimi, en el salón VIP del aeropuerto, antes de dirigirse al Palacio Presidencial para encontrar al presidente Barham Salih.

Se espera que Bergoglio se refiera a la situación social y política del país, que enfrenta una grave crisis económica y busca dejar atrás el intervencionismo de las potencias occidentales iniciado con la invasión estadounidense de 2003.

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La Iglesia que visitará hoy el Papa, en el corazón de Bagdad, se convirtió en un ícono de la violencia del extremismo islamista tras un ataque suicida del Estado Islámico (ISIS) en 2010 durante una misa dominical en el que murieron más de 50 personas. Tras el ataque, se inició un proceso para beatificar a los 48 fieles cristianos que murieron dentro de la iglesia, a la espera de que sean considerados "mártires" por el Vaticano.

La visita del Papa se da en medio de la fuerte suba de casos de coronavirus en el país asiático, con toque de queda vigente durante viernes, sábado y domingo y la prohibición del desplazamiento entre las regiones del país. Tanto él como la delegación que lo acompañan fueron vacunados en el Vaticano, previo al viaje.

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Mañana, el Papa se dirigirá a Nayaf, al sur de Bagdad, para una visita de cortesía a la máxima autoridad del islam chiita de Irak, el gran ayatollah Ali al-Sistani. Será recibido en una ciudad considerada santa para los chiitas, en la que se encuentra el mausoleo del imán Alí, yerno del profeta Mahoma y fundador de esa rama del islam.

Tras el encuentro con Al-Sistani, Francisco encabezará un encuentro interreligioso en las ruinas de la ciudad de Ur, lugar de nacimiento según la Biblia del patriarca Abraham, símbolo de encuentro entre el judaísmo, el cristianismo y el islam.

El viaje del Sumo Pontífice tiene también como marco el aumento de acciones armadas en las últimas semanas, incluidos ataques con misiles a distintos puntos de todo Irak, que hicieron que el pontífice decidiera usar, por primera vez en su pontificado, un auto blindado para desplazarse por el país.