A ocho días de las elecciones presidenciales, pero con el proceso ya iniciado, Donald Trump logró esta noche la designación de Amy Coney Barret como jueza de la Corte Suprema de Justicia. Su nominación entró hace treinta días, tras el fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg.

El Senado de Estados Unidos aprobó con 52 votos positivos y 48 negativos la designación de Barret, el tercer nombramiento para miembros de la Corte en los cuatro años de mandato de Trump. De esta forma, el máximo tribunal estará integrado ahora por una mayoría conservadora de seis escaños, contra tres de línea progresista. 

“Hoy, los republicanos negaron la voluntad del pueblo estadounidense al confirmar un juez de la Corte Suprema a través de un proceso ilegítimo”, aseguró vía Twitter Kamala Harris, la candidata a vicepresidenta del partido demócrata, que comparte fórmula con Joe Biden. “No lo olvidaremos”, cerró. 

La decisión de promover la nominación en medio del proceso electoral no tiene precedentes en la historia reciente de Estados Unidos, y fue uno de los tópicos protagonistas de los debates presidenciales. La integrante de la Cámara de Representantes, Alexandria Ocasio-Cortez, del partido demócrata, aseguró que “los republicanos hacen esto porque no creen que los demócratas puedan jugar tan duro como ellos”, y llamó a ampliar el número de miembros de la Corte.

Alexandria Ocasio-Cortez on Twitter

Amy Coney Barret se desempeña desde 2017 como jueza federal en la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito de los Estados Unidos, y podría integrarse a la Corte el 2 de noviembre, en las vísperas de las elecciones. Los demócratas advrtieron que con Barret los republicanos avanzarán en desarticular la reforma de salud conocida como “Obamacare” y además podrían anular la sentencia que desde 1973 permite el derecho al aborto.