“No sufrió, todo sucedió rápidamente”, aseguran desde el Vaticano sobre la muerte de Francisco, quien falleció a los 88 años durante la primera mañana del lunes 21. Su despedida fue discreta y sin sobresaltos, tal como fue gran parte de su vida en la Santa Sede. El medio oficial Vatican News reconstruyó el último tramo del pontífice argentino, que incluyó un emotivo paseo en el papamóvil la tarde anterior, justo después de la misa del Domingo de Resurrección.

Esa tarde, el Papa descansó con normalidad en su departamento del segundo piso de la residencia de Santa Marta y luego cenó tranquilo, sin mostrar señales de alarma. Lo más conmovedor llegó horas antes, cuando decidió hacer un último recorrido por la Plaza de San Pedro, bendiciendo a los fieles que habían ido a celebrar la Pascua. Fue un paseo breve, de casi 15 minutos, pero cargado de simbolismo. “Gracias por traerme de vuelta a la plaza”, le dijo más tarde a su enfermero personal, Massimiliano Strappeti, quien lo había alentado a subirse una vez más al vehículo papal.

Antes de salir, Francisco dudó. Miró a su enfermero y preguntó: “¿Cree que podrá hacerlo?”. Strappeti le dio confianza, y el Papa tomó la decisión. Fue una aparición inesperada, justo después de pronunciar la tradicional bendición urbi et orbi desde el balcón de la basílica. Mientras avanzaba por la plaza, saludó a los fieles y bendijo especialmente a los bebés. Fue su última vez entre la multitud.

Francisco murió en paz: cómo fueron sus últimas horas en Santa Marta, según el Vaticano

Según el relato oficial, “los primeros síntomas del malestar aparecieron cerca de las 5.30 de la madrugada del lunes”. El equipo médico que lo asistió actuó rápidamente, pero poco más de una hora después, el Papa entró en coma. “Más de una hora después, tras saludar a Strappetti, tumbado en la cama de su piso en la segunda planta de la Casa Santa Marta, el Pontífice entró en coma”, detallaron. La muerte se confirmó a las 7.35.

Desde su círculo íntimo contaron que “fue una muerte discreta, casi arrepentida, sin largas esperas ni demasiado clamor”, como él mismo hubiera querido. La misma fuente agregó que “Francisco siempre había mantenido su salud en gran secreto”, incluso frente a los rumores que circularon durante sus últimos meses de vida.

Esa discreción también marcó sus últimos gestos. A diferencia de otros pontífices, Francisco eligió vivir en Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, y nunca se mostró cómodo con los lujos del Vaticano. Hasta su final, siguió caminando entre la gente, saludando desde el papamóvil y hablando con cercanía con su entorno más próximo.

Con esta muerte, se cierra una etapa histórica para la Iglesia Católica. Francisco fue el primer Papa latinoamericano, el primero jesuita y el primero en elegir el nombre del santo de Asís. Su papado, iniciado en 2013, estuvo marcado por intentos de apertura, reformas internas y una cercanía notable con los sectores más humildes. Ahora el Vaticano deberá iniciar el protocolo de sucesión, con el cónclave de cardenales como próximo capítulo clave en la historia de la Iglesia.