Los candidatos a ocupar la Santa Sede: quiénes son y cuál es su corriente de pensamiento
El fallecimiento del Papa argentino abrió un escenario inédito con varios nombres en danza para liderar la Iglesia. Con 138 cardenales habilitados para votar, el futuro pontífice podría marcar continuidad o ruptura con el legado de Bergoglio.
La Iglesia católica entra en un momento bisagra tras la muerte del Papa Francisco, ocurrida este lunes 21 de abril a las 7:30 de la mañana. El exarzobispo de Buenos Aires, que había llegado al trono de San Pedro en 2013 bajo la promesa de una Iglesia más humilde, inclusiva y en salida, falleció a los 88 años luego de varios meses con una salud frágil. Su partida no sólo deja un vacío espiritual y político en la Santa Sede, sino que activa de inmediato uno de los procesos más complejos y herméticos del mundo religioso: el cónclave para elegir a su sucesor.
Con 138 cardenales habilitados para votar, provenientes de 93 países, la elección del nuevo pontífice se perfila como una de las más imprevisibles de los últimos tiempos. A diferencia de otros momentos, esta vez los electores apenas se conocen entre sí. La mayoría se vio la cara recién en agosto de 2022, durante la presentación de la nueva Constitución vaticana. Ese dato es clave: el sucesor de Francisco será elegido en medio de una fuerte fragmentación interna y con escaso margen de acuerdos previos.
Entre los nombres que más suenan aparece el del arzobispo de Boloña, Matteo Zuppi, de 69 años. Cercano a Francisco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana e identificado con las reformas impulsadas por el pontífice argentino, Zuppi representa la opción de continuidad más clara. Nacido en Roma, con una larga trayectoria dentro de la Comunidad Sant'Egidio, es visto como un defensor del compromiso social. “El arzobispo de Boloña está absolutamente comprometido con la visión del pontificado de Francisco”, escribió el vaticanista Edward Pentin.
Sin embargo, esa misma cercanía al legado del Papa saliente podría jugarle en contra. “Quien entra Papa al cónclave, sale cardenal”, dicen en Roma. En ese sentido, algunos sectores especulan con que la figura de Zuppi sea resistida por los cardenales más conservadores, que buscan evitar una réplica del pontificado anterior. El antecedente de 2013, cuando el propio Bergoglio fue elegido a pesar de no figurar entre los favoritos, sirve como advertencia.
En ese marco, gana fuerza el nombre de Pietro Parolin, actual secretario del Estado del Vaticano. A punto de cumplir 71 años, también italiano, su perfil es más moderado y menos encasillable. Aunque trabajó codo a codo con Francisco, su estilo diplomático y su capacidad de negociación lo posicionan como una posible carta de consenso entre los bloques más progresistas y los más tradicionales. “Sus partidarios destacan el hecho de que sea un diplomático, por entrenamiento y disposición”, señala la revista The Pillar.
El abanico de candidatos no termina ahí. Por fuera de Europa, hay dos nombres que pisan fuerte: el arzobispo de Kinshasa, Fridolin Ambongo, de 65 años, y el patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, de 59. El primero cobró notoriedad tras rechazar el documento Fiducia Supplicans, que abría la posibilidad de bendecir parejas homosexuales. Ese gesto lo acercó a los sectores conservadores, sin por ello cerrar los vínculos con los moderados. El segundo, por su parte, es un franciscano con vasta experiencia en Medio Oriente, donde supo tejer redes en medio de la crisis en Gaza. Su rol como ex custodio de Tierra Santa y su reciente designación como cardenal en 2023 dispararon su proyección internacional.
Por último, desde Asia emerge con fuerza el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de 67 años. Exarzobispo de Manila y actual prefecto del Dicasterio para la Evangelización, es conocido por su carisma y su sensibilidad pastoral. Cercano al espíritu reformista de Francisco, su elección sería un mensaje hacia un continente donde el catolicismo crece sin pausa. Tagle, además, es uno de los pocos cardenales que combina prestigio teológico con llegada popular. “Es un firme defensor de la justicia social y de una Iglesia inclusiva”, resumen en el entorno vaticano.
El cónclave estará presidido por Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio. A sus 88 años, no podrá participar de la votación, pero será una figura clave en la organización del proceso. Mientras tanto, en la Capilla Sixtina, se definirán los próximos pasos de una Iglesia que atraviesa tensiones internas, disputas ideológicas y una profunda transformación global. Lo único cierto es que el nombre del nuevo Papa no será una simple elección espiritual: será también una señal política del rumbo que el catolicismo quiere tomar en el siglo XXI.