El presidente Ashraf Ghani huyó este domingo de Afganistán, sumándose a muchos otros atemorizados civiles afganos y extranjeros horas después de que los talibanes rodearan Kabul, la capital, y exigieran una transferencia del poder tras haber conquistado gran parte del país 20 años luego de haber sido derrocados por Estados Unidos.

Horas después, los talibanes tomaron el poder e ingresaron al Palacio Presidencial, incluso se tomaron fotografías en el lugar. Durante horas se habían mantenido a las afueras de Kabul y habían prometido no entrar, anunciaron al caer la noche, tras la noticia de la huida de Ghani, que iban a ingresar a la ciudad para impedir saqueos, luego de que la policía afgana abandonara las comisarías y otros puestos.

Más cerca que nunca del fin del experimento occidental de convertir a Afganistán en una democracia, el pánico se apoderaba de Kabul, y helicópteros militares sobrevolaban el centro de la ciudad para evacuar la embajada de Estados Unidos, en imágenes que recordaban la despavorida huida estadounidense de Vietnam, en 1975.

Producto de esta situación, cada vez más países cierran sus embajadas en Afganistán y trasladan a su personal diplomático. Estados Unidos, Canadá, Alemania y España son algunos estados que decidieron suspender las actividades en sus embajadas y trasladar al personal diplomático a sus países de origen, luego de que el movimiento talibán ingresara a la capital nacional Kabul.

En paralelo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) anunció que se reunirá mañana a las 10 en Washington para tratar la evolución de Afganistán, a pedido de las delegaciones de Noruega y Estonia.

"El personal de la embajada de EEUU en Kabul está siendo trasladado al aeropuerto para que pueda ejercer sus funciones con tranquilidad", informó, por su parte, Antony Blinken, el secretario de Estado estadounidense, en entrevista con el canal ABC News, quien agregó que a la hora de tomar la decisión de retirar las tropas, entendía que los talibanes estaban "en su posición más fuerte de los últimos 20 años".

Civiles temerosos de que los talibanes reimpongan las duras reglas que caracterizaron su Gobierno, de 1996 a 2001, que dejó sin derechos a las mujeres, entre otras cosas, hacían colas en cajeros electrónicos de Kabul para sacar sus ahorros de todo la vida.

Ashraf Ghani (Reuters)
Ashraf Ghani (Reuters)

Miles de empobrecidos afganos que habían abandonado sus localidades y se habían dirigido a Kabul porque la creían más segura permanecían acampados en plazas y otros lugares abiertos de la ciudad.

Las calles también se llenaron de vehículos cargados hasta el techo que intentaban salir de la ciudad o refugiarse en una zona más segura, informó la agencia de noticias AFP.

Un testigo citado por CNN describió escenas de caos en el aeropuerto de Kabul, con "grandes multitudes tratando de entrar" y hasta disparos de armas de fuego.

En un avance sorprendente sobre los talones de la retirada de las derrotadas fuerzas extranjeras de Afganistán tras 20 años de guerra, los talibanes tomaron casi todo el norte de Afganistán la semana pasada, pese a los miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos y la OTAN para entrenar a las fuerzas afganas.

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El vocero talibán Suhail Shaheen dijo hoy a la cadena de noticias británica BBC que el movimiento islamista quería una "transferencia pacífica del poder en los próximos días". Los talibanes iniciaron su avance militar luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciara sus planes para retirar las fuerzas de su país para fines de este mes.

Biden ordenó ayer el envío de 5.000 soldados para ayudar a asegurar la evacuación de emergencia de los empleados de la embajada y de miles de afganos que trabajan con las fuerzas norteamericanas y temen represalias.  El Pentágono calcula en 30.000 el número de personas que deberán ser evacuadas.

El mandatario norteamericano defendió su decisión de acabar con 20 años de guerra, la más larga que ha conocido Estados Unidos, que se inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, como represalia contra los talibanes por rechazar la entrega del jefe de Al Qaeda, Osama Ben Laden.

"Un año o cinco años más de presencia militar estadounidense no habría marcado ninguna diferencia cuando el Ejército afgano no puede o quiere defender su país", afirmó Biden.