Una columna de humo blanco se alzó este jueves desde la Capilla Sixtina y rompió la ansiedad del mundo católico: los cardenales reunidos en cónclave en el Vaticano eligieron a un nuevo Papa. Poco más de una hora después, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro y pronunció las palabras que siempre hacen historia: “Habemus Papam”. Así, el mundo conoció al nuevo líder de la Iglesia Católica: el cardenal Robert Prevost, ahora León XIV.

León XIV eligió un nombre de fuerte resonancia histórica. En clara alusión al legado de León XIII —pontífice entre 1878 y 1903—, el nuevo Papa pareció reivindicar la línea doctrinaria que fundó la doctrina social de la Iglesia. En su primera alocución pública, desde el mismo balcón de donde saludó por última vez Francisco, el nuevo pontífice expresó: “El mal no prevalecerá”, y lanzó un “llamado a la paz” para “todos los pueblos”, palabras que marcaron un tono pastoral y humanitario desde el inicio de su pontificado.

El flamante Papa, que tiene ciudadanía estadounidense y peruana, se dirigió a una multitud reunida en la Plaza de San Pedro que aguardaba expectante bajo una noche iluminada. Su tono fue cálido y directo: “Dios nos ama a todos incondicionalmente”, afirmó, antes de pedir colaboración para una de las tareas que definió como centrales de su misión: “Les pido ayuda para construir puentes de paz, sin miedo. También para buscar la justicia”.

Un estadounidense con alma latina, el nuevo Papa: Prevost eligió ser León XIV

Entre aplausos, León XIV tuvo palabras de gratitud hacia su predecesor. “¡Gracias al papa Francisco!”, exclamó desde el balcón, en lo que pareció no solo una muestra de respeto, sino también una posible señal de continuidad con el legado reformista y pastoral del pontífice argentino.

La elección de Prevost fue fruto de un cónclave que comenzó este miércoles. Como establece el protocolo vigente desde 1996, una vez elegido, el nuevo Papa aceptó formalmente el cargo y se retiró a la llamada Sala de las Lágrimas, un recinto anexo a la Capilla Sixtina donde los pontífices se visten por primera vez con la sotana blanca. El nombre del lugar proviene de los testimonios de papas que, en la intimidad, no pudieron contener las lágrimas por el peso simbólico y real del pontificado.

Desde allí, vestido ya con los atributos del papado, León XIV se dirigió al mundo y pronunció su bendición Urbi et Orbi, la tradicional fórmula que consagra el inicio de cada pontificado.

Un estadounidense con alma latina, el nuevo Papa: Prevost eligió ser León XIV

El nuevo nombre elegido por el Papa evoca a León XIII, considerado uno de los grandes pontífices de la era moderna. Fue el autor de la encíclica Rerum novarum, publicada en 1891, que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. En ese documento, León XIII abordó por primera vez desde el magisterio papal los desafíos del mundo industrial moderno, incluyendo el trabajo, la pobreza y el papel del Estado.

Pero ¿qué es una encíclica? En la Iglesia Católica, una encíclica es una carta solemne escrita por el Papa dirigida a los obispos y, en ocasiones, a todos los fieles. Suele tratar temas doctrinales, morales o sociales de gran importancia. Aunque no tiene el carácter de dogma, una encíclica forma parte del magisterio pontificio y orienta la interpretación de las enseñanzas católicas.

Rerum novarum —que significa “De las cosas nuevas”— marcó un punto de inflexión en la relación de la Iglesia con el mundo contemporáneo. Algunos de sus ejes centrales fueron:

  • Derechos y deberes: León XIII destacó la necesidad de proteger tanto los derechos de los trabajadores como los de los empleadores.
  • La familia y la sociedad: Reivindicó el rol central de la familia y pidió su defensa frente a los embates del sistema económico.
  • Intervención del Estado: Si bien rechazó el socialismo, propuso que los gobiernos deben intervenir para evitar abusos y garantizar la justicia social.
  • El papel de la Iglesia: Llamó a la Iglesia a comprometerse activamente con la solución de la “cuestión social”.

La elección de ese nombre por parte de León XIV no parece casual. Si Francisco marcó un rumbo pastoral y cercano a los marginados, el nuevo Papa parece proponer una continuidad desde el enfoque social, pero con un fuerte énfasis en la paz, la justicia y la construcción de puentes entre pueblos.

Robert Prevost nació en Chicago, Estados Unidos, en 1955. Ingresó en la Orden de San Agustín y fue ordenado sacerdote en 1982. Desde muy joven se sintió atraído por la misión y la justicia social, lo que lo llevó a trasladarse a Perú, donde permaneció más de dos décadas. Allí no solo se involucró profundamente con las comunidades locales, sino que también asumió cargos pastorales de creciente responsabilidad.

En 2015, el entonces papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, una diócesis clave en el norte peruano. Al poco tiempo, Prevost solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana, reafirmando su compromiso con el país andino. Desde Chiclayo, ganó prestigio como un hombre de diálogo, cercano al pueblo y firme en la defensa de los más vulnerables. Esa impronta lo acercó ideológicamente al pensamiento de Francisco, con quien forjó una relación de mutuo respeto y admiración.

Un estadounidense con alma latina, el nuevo Papa: Prevost eligió ser León XIV

Francisco lo nombró posteriormente prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los organismos más influyentes del Vaticano, y cardenal en 2023. Su presencia en la curia romana lo convirtió en uno de los papables más mencionados de cara al cónclave de este año, donde terminó siendo el elegido tras una rápida y aparentemente consensuada votación.

En los próximos días, León XIV mantendrá reuniones con jefes de Estado, definirá su equipo más cercano y comenzará a esbozar las primeras líneas de su pontificado. Se espera que convoque a un consistorio en las próximas semanas para comenzar a delinear su proyecto eclesial. La atención estará puesta no solo en su orientación teológica, sino también en su capacidad de diálogo con otras religiones, actores sociales y el mundo secular.