El esfuerzo fiscal que tiene que realizar el gobierno para cumplir con las metas del FMI es mucho más bajo que el esfuerzo crediticio que tiene que realizar para financiar el déficit fiscal y el pago de intereses. El sector privado pagará las consecuencias con menos crédito y tasas más elevadas.

El gobierno argentino tiene que llegar a un déficit fiscal del 2,5% del PBI en el año 2021 según lo acordado con el FMI, y además pagar el equivalente a 1,5% del PBI en intereses. Por ende, en el año 2022 el déficit total sería del 4,0% del PBI.

La pregunta obligada es cómo va a financiar este déficit. Lo primero que tenemos que saber es que solo podrá emitir el equivalente al 1,0% del PBI para financiar dicho déficit, por ende, el esfuerzo de tomar crédito en el mercado será el equivalente al 3,0% del PBI, una suma muy elevada. 

Si tomamos los prestamos privados en pesos del sistema financiero suman el equivalente al 9,1% del PBI, por ende, si el gobierno no logra fuentes de financiamiento externas como organismos financieros internacionales o colocación de bonos en el exterior, tendrá que financiar el equivalente al 3,0% del PBI con ahorro del mercado interno, lo que convertirá al Estado en una verdadera aspiradora de fondos y dejará al sector privado sin crédito.

La economía argentina no muestra un escenario de gran crecimiento para el año 2022. Si tomamos los números del EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) podríamos estimar, en el mejor escenario, un arrastre de crecimiento del 2% para el año 2022, eso no implica que si las condiciones mejoran pueda crecer un 3,0% y si las condiciones empeoran nos quedemos sin crecimiento.

En el peor escenario el gobierno debería bajar el gasto público el equivalente al 2,5% del PBI, que podría realizarlo bajando subsidios y enviando menos dinero a las provincias, o bien podría buscar una suba de la recaudación equivalente al 2,5% del PBI para hacer el ajuste sin tocar el gasto. Otro camino podría ser un mix entre ambas alternativas.

Lo que nos queda muy claro, es que habrá que financiar el equivalente al 3,0% del PBI. El candidato a poner el dinero es el sistema financiero argentino, con lo cual el pronóstico para las pequeñas y medianas empresas y los ciudadanos es que vamos rumbo a un año 2022 con menos financiamiento para los privados y más fondos para financiar al Estado.

Por otro lado, el gobierno necesita contener la inflación. Para el mes de enero se espera una inflación en torno del 3,8% anual y hay analistas que predicen una inflación piso del 3,5% para los primeros 6 meses del año. Si esto ocurriera, al mes de junio de 2022 la inflación de los últimos 12 meses sería del 48,1%, y en los primeros 6 meses del año 22,9%. Si esto sucediera te diría que el gobierno firma ya estos resultados, desde nuestra perspectiva creemos que estos guarismos podrían ser más elevados.

Con esta proyección en el índice de precios, la tasa de política monetaria del Banco Central debería ubicarse como mínimo en torno del 44% anual, por ende, debería subir la tasa 4 puntos porcentuales, probablemente en dos meses distintos, febrero 2 p.p. y marzo un 2 p.p adicional. De esta forma la tasa efectiva se aproximaría a la tasa de inflación.

El Banco Central sigue con una política de mini devaluaciones que no alcanzan a empalmar la inflación del mes. En octubre la tasa de ajuste del tipo de cambio fue del 1,0%, noviembre el 1,2%, diciembre el 1,8%, enero el 2,2% y para febrero se proyecta el 2,6%. Está claro que el gobierno desea seguir con el ancla cambiaria, probablemente dejando deslizar el tipo de cambio oficial, pero siguiendo desde atrás a la inflación. Este camino no es el mejor, si en febrero culminamos el mes con un ajuste del 2,6%, en marzo ajustamos el 3,0% y en abril, mayo y junio el 3,5% mensual, llegaríamos al mes de junio con un tipo de cambio oficial en $ 123,1, esto implicaría una suba del 28,6% en 12 meses, con este atraso en el tipo de cambio no se conseguirán los dólares necesarios para abastecer las necesidades de divisas que tiene el país, por ende, en algún momento habrá que devaluar a un ritmo mayor, o proceder a una devaluación en un solo acto como ocurrió en el año 2014.

Otro tema no menor, es la enorme deuda en pesos que vence durante todo el año 2022, pero especialmente durante el primero trimestre. Según datos del Ministerio de Economía al 30 de septiembre de 2021, la deuda en pesos del primer semestre del año 2022 es de un total equivalente a U$S 26.690 millones, siendo el mes de marzo el de mayor vencimiento. Para la segunda parte del año vence el equivalente a U$S 12.747 millones, siendo el mes de septiembre el de mayor vencimiento. En total la deuda en pesos a renovar durante todo el año 2022 es el equivalente a U$S 39.437 millones, que equivale al 9,5% del PBI.

Conclusiones

-El esfuerzo fiscal es muy liviano, ya que el déficit fiscal en el año 2021 fue del 3,0% del PBI, si le sumamos los ingresos extraordinarios del impuesto a la riqueza que no es replicable en el año 2022, tendríamos un déficit fiscal normalizado del 3,6% el PBI.

-Para el año 2022 el esfuerzo fiscal debería ser de 1,1% del PBI, mientras que para el año 2023 el esfuerzo fiscal sería del 0,6% del PBI. Ajustar las cuentas públicas en 1,7% del PBI no parece una tarea titánica, máxime cuando hoy en las erogaciones está incluido el gasto Covid que no será repetible en el año 2022 y 2023.

-El esfuerzo para financiar el déficit del 2,5% del PBI del año 2022 y el pago de intereses del 1,5% en el mismo año es enorme, máxime cuando habrá que restringir la emisión monetaria. Lo mismo ocurre en el año 2023 cuando hay que financiar el déficit fiscal de 1,9% del PBI más el pago de intereses que representa el 1,5% del PBI.

-El esfuerzo crediticio en los años 2022 y 2023 descontado el equivalente al 1,6% del PBI que se puede financiar vía emisión monetaria, nos deja a financiar la friolera de 4,8% del PBI.

-Para financiar el equivalente a 4,8% del PBI el gobierno dejaría sin crédito al sector privado con tasas mucho más elevadas a las actuales, esto afectará el desenvolvimiento de la economía, en especial a las pequeñas y medianas empresas, como también las financiaciones personales y con tarjeta. El comercio en problemas.

-Hay alternativas de financiamiento en el mercado de capitales que son muy apropiadas para reemplazar al financiamiento bancario, las casas de bolsa no serán el lugar en donde ir a colocar excedentes de fondos o ahorros, sino el lugar para encontrar financiamiento a tasas más económicas que con las Sociedades de Garantía Recíproca. Hay que innovar con nuevos instrumentos, innovar y buscar un mix de ahorro más crédito, como también utilizar un escudo fiscal para jugar entre las personas humanas y las personas jurídicas.