Mi papá creo esta empresa hace 20 años, en aquel entonces las cosas eran relativamente simples si las comparamos con el contexto actual.

El nivel de emprendedorismo era menor, el consumidor tenía menos opciones lo que hacía propicio mantener a los clientes. Las medianas y grandes empresas crecían al contratar mayor cantidad de empleados, (los colaboradores no existían en aquel entonces eran empleados y nadie se hacía problema).

La cultura de las mismas era algo distinta a la actual, se suponía que se contrataba a una persona porque cumpliera una función y por ello recibía un pago, la palabra liderazgo estaba más asociada a un cargo jerárquico y no tanto así con lo que hoy significa ese termino. 

Ahora me toca a mi llevar adelante la empresa, y debo decir que no me gusta la cultura que llevo mi papá dentro de la misma. Yo pienso distinto, me relaciono de otra manera con las personas, veo otro futuro. Esto hace que no solo me enfrente al desafío de llevar una empresa adelante en cuanto a la competitividad que el mercado se refiere, sino que adicionalmente a ello debo cambiar la compañía para transformarla en una empresa lo suficientemente antifrágil, (haciendo referencia al concepto de NassimTaleb), para seguir adelante a pesar del cambio. Estas son las palabras de un cliente que tiene 37 años de edad, lleva adelante una PyME que da servicios a comercios de la Ciudad de Buenos Aires y el GBA.

Pensar para comenzar el cambio

Para cambiar, primero debemos entender el estado en el que nos encontramos. Ya sea que lo enfrentemos en forma independiente o bien nos ayude un consultor, esta claro que requerimos un diagnóstico y luego detenernos a pensar. Regularmente el atareado día de cualquier emprendedor sea pyme o no esta de mucho hacer, hacer y hacer. En definitiva, gran parte de nuestra cultura nos dijo que cuanto más trabajamos más rápido nos acercamos al éxito siendo este cualquier objetivo que quieras cumplir en la vida. Sin embargo, ese ritmo limita a una de las funciones más importantes del cerebro humano, pensar. A partir del pensamiento podemos tener ideas, podemos innovar, podemos cambiar.

“Es absurdo esperar resultados distintos si hacemos siempre lo mismo” – Albert Einstein

La excusa del “no tengo tiempo”. Mentira, la administración del tiempo es una cuestión de prioridades, sin embargo, al repetir las mismas acciones una y otra vez, incluso aunque no estemos conformes estamos en nuestra zona de confort, esto significa estar en el lugar de lo predecible. Si queremos cambiar las cosas, realmente tenemos que cambiar lo que hacemos, para que este cambio ocurra debemos pensar en  lo que hay que hacer.

Créeme que si le pudieras dedicar al menos 2 horas a la semana, simplemente a pensar, a repasar lo que haces a diario, a revisar el funcionamiento de cada proceso dentro de tu empresa o emprendimiento con la intención de querer hacer una empresa mejor van a encontrar las respuestas. Tal vez no suceda el primer día, no el segundo, pero si transformas este proceso de dedicarle tiempo a pensar a lo largo de un mes abras dedicado ocho horas a pensar, a lo largo de un año habrás estado 96 horas pensando en como mejorar.

Piensa y responde ¿cuándo fue la última vez que frenaste a pensar cómo mejorar? No caigas solo en esa trampa. Lo que realmente te lleva a los resultados es la acción, si solo pensas pero sin ninguna acción no llegarás a ningún lado. El siguiente paso al pensar es diagramar un plan, un conjunto de acciones que te acerquen al objetivo. También, debes identificar los indicadores, las métricas que debes seguir y tener en cuenta para evaluar el resultado de las nuevas acciones. Existen ciento de métodos y sistemas, los objetivos SMART, el método Agile, el DesignThinking, el método Lean. Incluso algunos emprendedores han creado sistemas propios.

Cualquiera de ellos es efectivo, pero debes elegir uno, practicarlo, volverlo un hábito, estudiarlo, analizarlo. Enfrentar un entorno de constante cambio. Habrá día en los que tendrás más entusiasmo, más energía, más ganas de hacer cosas nuevas y otros días te preguntarás ¿porque estás haciendo todo esto?, ¿para donde vas?, ¿cuál es el sentido? Pero tendrás que aprender a controlar tus pensamientos, tendrás que aprender nuevos hábitos, a liderarte primero para luego liderar a tu equipo, tendrás que aprender a aprender. Ese es el principal desafío de una pyme ante el cambio.