La semana que paso dejo varios datos que describen tanto la realidad de la macro como, así también, la forma en la cierra el 2021. Por una parte, un relevamiento del Ministerio de Trabajo mostró que, en el mes de septiembre, el empleo registrado se recuperó 0,6% respecto al mes anterior. Y, a la par, se habría superado el nivel de ocupación total previo a la pandemia en un 1,2%.

Esto impulsado esencialmente por los monotributistas, que presentó una variación de 7% respecto a los niveles de ese entonces (post flexibilización de la cuarentena). Asimismo, los asalariados privados continúan un 0,8% por debajo. En otras palabras, estamos hablando de aproximadamente 48.000 puestos de trabajo menos respecto a los niveles pre pandemia. Aunque, el descenso más pronunciado se habría dado en los trabajadores de casas particulares. Este guarismo se contrajo 5,7%, respecto a febrero de 2020.

Por otra parte en materia de actividad económica, el INDEC registró, en octubre, una contracción del 5,7%, respecto al mes pasado. Siendo que la variación interanual fue del 4,2% y el incremento, respecto a los niveles previos a la pandemia, se ubicó en un 1,3%.

¿Cómo se explica una contracción tan pronunciada?

Básicamente por las restricciones de acceso al dólares para importar insumos. Esto afectó a la producción en general. También la semana pasada vimos que la construcción creció 2,3% en octubre de este año, obteniendo una variación interanual del 8,3% y una variación, respecto a los niveles de febrero de 2020, que se ubica en torno al 22,5%. También, vimos que, en septiembre, los puestos de trabajo en el sector mostraron un incremento del 20,2%, respecto a octubre de 2020. Aunque siguen 9,4% por debajo al mismo mes de 2019.

El dólar blue venía mostrando un comportamiento a la baja (vendiéndose a menos de $200), con una brecha alrededor del 94% (lejos de la del 150% que se alcanzó en octubre de 2020). Hay que considerar que, por una cuestión de estacionalidad la demanda de pesos cae en este mes (fiestas, vacaciones, aguinaldos) y es habitual que se liquiden algunas tenencias. Cabe destacar también que los dólares financieros también estuvieron operando a la baja (MEP y CCL).

En referencia al dólar oficial, seguramente el ritmo de ajuste sea más cercano al 2% que al 1%. A pesar de ello, en los últimos días, el dólar blue retomó la senda alcista cerrando en $197 para la compra y $200 para la venta. Y se anunció una flexibilización del cepo a las exportaciones de carne desde el próximo 1° de enero (exceptuando siete cortes de carne que deberán quedarse en el mercado local). Lo que alienta al sector ganadero a encontrar una solución.

La actividad económica está llegando a fin de año de una manera bastante acelerada y el rebote podría ser del 10%, lo que implicaría recuperar casi toda la actividad perdida durante el 2020. No obstante hay que ser precavidos ya que todo tipo de controles que en el corto plazo generan un “empuje” en la  demanda a mediano plazo limitan el crecimiento. Un ejemplo de esto es la industria que si bien los primeros diez meses acumuló un 17% por encima de los niveles del año pasado, entre diciembre del 2020 y octubre del 2021 la actividad no ha avanzado.

Es decir que toda la recuperación interanual es explicada por el efecto arrastre del segundo semestre del 2020. En la medida que la normalización económica siguiera avanzando, la dinámica de la actividad industrial no sería posible mantenerse en ausencia de condiciones genuinas de orden macroeconómico. Y esto ocurre aún en un contexto de amplia brecha cambiaria, fenómeno que incentiva al sector como forma de dolarización vía adquisición de bienes con componentes importados.

Dinámica similar que se observa en el mercado laboral. Donde, en términos de empleo registrado privado, aún no se ha logrado retornar a los valores normales previos a pandemia. Y asimismo, en relación a la evolución de los ingresos reales, se observa un estancamiento (la recuperación de los primeros meses del 2021 no ha logrado mantenerse aún en condiciones de reaperturas de paritarias).  

En conclusión, si bien los precios internacionales están en un buen nivel, difícilmente sean tan beneficiosos como en este año. En términos generales, es poco probable que el 2022 presente condiciones que sean más favorables. Con un escenario de restricción externa no será posible sostener el ritmo de recuperación de este año durante el 2022. También, la política monetaria y la situación financieras puede volverse más tensas con la inflación en Estados Unidos y con el aumento de las tasas de referencia.

No obstante no caben dudas que el 2022 deberá ser un año de correcciones macroeconómicas ya sea en el marco de un acuerdo con el FMI o por fuera del mismo (atraso tarifario y cambiario, cepos comerciales y financieros, controles de precios). La pregunta es acerca del orden y la magnitud del ajuste.