Si bien el aumento de las estafas virtuales viene en un sostenido crecimiento durante los diez últimos años, el periodo de pandemia sin duda las ha potenciado. La causa principal tiene que ver con el traslado masivo de personas y servicios al mundo digital, y el incremento de usuarios que desconocen estas metodologías de fraude. Por eso, en un contexto cada vez más desafiante y demandante en materia de seguridad, las compañías tech tienen que trabajar día a día para ofrecer un producto seguro y, al mismo tiempo, poner al alcance herramientas de educación y concientización en relación a estas prácticas que son cada vez más habituales también a nivel local.

En 2021, Argentina sufrió más de 3.200 millones de ciberataques, según datos de Fortinet. En línea con lo que sucede a nivel regional, crecieron las campañas de phishing, es decir, el robo de credenciales a través de, por ejemplo, un correo y sitio falso. Es por eso que, en esta etapa de gran avance y consolidación de la industria fintech, todos los involucrados deben dar lo mejor de sí para prevenir, detectar y mitigar cualquier riesgo que atente contra los usuarios y la transformación del uso cotidiano del dinero que estamos construyendo juntos.

En el caso de las aplicaciones que brindan soluciones de pago, trabajar con sistemas encriptados permite garantizar la seguridad en todo momento, de extremo a extremo de las transacciones. No es casual que el código QR se haya posicionado como una de las tecnologías más utilizadas en Argentina para el procesamiento de pagos online y sin contacto, gracias a su seguridad basada en el uso de un sistema de cifrado que protege la información confidencial en todo momento. A través de la biometría, es posible validar la identidad de los usuarios que se suman a la app, para discriminar perfiles falsos o de riesgo potencial. Como complemento, contar con un motor de riesgo permite analizar minuciosa e inmediatamente las transacciones de los usuarios para identificar casos sospechosos en el acto y determinar si las transacciones pueden continuar normalmente.

Así como el desarrollo de soluciones tecnológicas de seguridad adaptables, escalables y evolutivas es prioritario, también lo es en igual medida la concientización de los usuarios. Resultan tan básicas como indispensables premisas simples como siempre enviar dinero a personas conocidas, no compartir jamás información sobre cuentas bancarias o tarjetas, revisar minuciosamente toda la información de una transacción, evitar entablar diálogo o responder mensajes de perfiles sospechosos, no publicar en redes o portables públicos información de algún problema, avisar con urgencia  en caso de surgir alguna duda sobre alguna acción sospechosa a la entidad afectada.

Al momento de enviar una consulta por los canales de atención habituales, mediante la app o web oficial, es posible que la entidad requiera datos para validar la identidad del solicitante, pero jamás información como claves de acceso, números completos de tarjetas o cuentas, códigos de seguridad de tarjetas, token o coordenadas de banco, CBU ni realizar transferencias a cambio de descuentos o beneficios. Además, es importante descartar mensajes que no sean de canales o perfiles oficiales.

La seguridad es un pilar esencial para el desarrollo pleno de la industria fintech en el país y el mundo. Hoy la industria impulsa el advenimiento de soluciones apalancadas en la inteligencia artificial, biometría, geolocalización y cadena de bloques, por nombrar algunas, para garantizar lo más importante: la confianza.