El gabinete económico finalmente no tuvo la firmeza de avanzar en un reacomodamiento del tipo de cambio. En efecto, la economía funcionando con múltiples tipos de cambio no hace más que transparentar que el dólar oficial está en un nivel atrasado. La disponibilidad de reservas, mientras no se corrija esta distorsión, estará en la mira en forma constante. Queda la duda aún si el equipo de economía se está guardando algunas medidas a la espera de la aprobación del Presupuesto.

Los dólares que logró acumular el BCRA gracias al dólar soja se pueden consumir en apenas un par de meses y así se sigue con la percepción de que el tema cambiario no está resuelto. Esta será una constante durante los próximos meses. El FMI parece no haber puesto demasiado reparos en el nivel del tipo de cambio real y hasta avaló las martingalas del ministro Sergio Massa para cumplir con las metas trimestrales.

La meta de reservas a diciembre luce otra vez desafiante. La meta fiscal, atendiendo a que en diciembre hay un techo para la deuda flotante, también será difícil de cumplir. De todas formas, parece haber margen con el FMI para que los desembolsos no se traben. La difícil situación a nivel internacional ayuda en parte a no poner presión sobre nuestra economía.

Por otro lado, la inflación parece no ceder y se encamina a cerrar el año en los tres dígitos. La expectativa de que la misma desacelere en el último trimestre del año se evapora cuando se leen los indicadores de inflación de alta frecuencia. Sobre esto hay que sumar las presiones adicionales que implican los acuerdos de paritarias, el postergado aumento de la energía y de algunos otros precios regulados como el combustible.

La economía está ante una tradicional crisis inflacionaria, justamente la demanda agregada seguirá impulsada por la falta de voluntad del público de tener deuda del BCRA. Este tipo de crisis por lo general no se revela por el lado real, sino por el mercado financiero, cuando justamente el público no quiere financiar más a quien gasta en exceso. Algo de eso se está viendo en el mercado de deuda en moneda doméstica.

Mientras la atención en los últimos días se puso sobre los nuevos tipos de cambio, la novedad apareció no en el mercado de dólar, sino en el de pesos. Nuevamente la deuda en pesos mostró debilidad en el mercado secundario y desde Finanzas planean nuevos canjes de deuda para estirar los vencimientos a 2023.

El problema con esta situación es que mientras más se acerque el período electoral, más difícil será convencer a los tenedores de deuda. En concreto, el gobierno se enfrentará a un evento crediticio de la deuda en moneda local antes de terminar el mandato. La reacción del BCRA posiblemente sea la de sostener artificialmente la demanda. No obstante, preocupa la demanda de base que no para de caer, con lo cual la presión en el mercado del dólar CCL y MEP volverá a aparecer más pronto que tarde.