Considerado históricamente como una inversión segura -el famoso “apostar al ladrillo”- el Real Estate siempre tuvo una barrera: los altos costos de entrada. La oportunidad apareció hace un par de décadas con el crowdfunding inmobiliario, microinversiones en proyectos que encontraron en la velocidad de lo digital un aliado fundamental para terminar de popularizarse y pasar a vivir un boom en una pandemia marcada por la tecnología.

Esta estrategia colaborativa permite democratizar el acceso a las propiedades como forma de inversión. La idea lejana de “vivir de rentas” se convirtió en una posibilidad para muchos y por razones que van más allá del costo. El crowdfunding inmobiliario desde plataformas online permite reducir muchas de las complicaciones y responsabilidades que incluye poseer el 100% de una propiedad, desde los gastos administrativos hasta el tiempo que demanda.

La tendencia tiene números que la respaldan. El Banco Mundial calcula que para 2025 la industria del crowdfunding tendrá un valor de 93.000 millones de dólares y en Latinoamérica ya hay más de 85 millones de dólares generados a través del financiamiento colectivo, según un informe de fines de Startups.com de fines de 2018.

En la Argentina, las alternativas de crowdfunding también crecieron. La medidora de audiencias Comscore registró una suba en las fintech, el sector que incluye al financiamiento colectivo inmobiliario, de hasta el 200% al inicio de la pandemia.

Para los usuarios, las ventajas de este tipo de alternativas son evidentes. El Real Estate se vuelve más barato, menos burocrático e igual de seguro. El fenómeno se enmarca en lo que pasa con el boom de las fintech: si las personas ya archivan todo su trabajo o sus fotos en una nube por la que pagan unos pocos dólares, ¿por qué deben presentar tantos papeles y pagar comisiones excesivas para invertir el fruto de su trabajo? ¿Por qué no pueden hacer los trámites a través de un celular con conexión a Internet?

Sé de músicos, empresarios, ejecutivos financieros y conductores de Uber que han apostado por el crowdfunding inmobiliario. Todos ellos buscan un futuro financiero más sólido gracias a un portfolio global y diversificado en distintos países y monedas, aún en un contexto mundial de incertidumbre.

De hecho, según un informe publicado este año por el BBVA, después de las clásicas compra-venta y arrendamiento de inmuebles, el fondeo colectivo inmobiliario es una de las tres principales maneras de invertir en bienes raíces de forma segura. Y el 90% de los multimillonarios del mundo apuestan a inversiones inmobiliarias, según TheCollegeInvestor.

Las ventajas son conocidas por todos: a diferencia de otras posibilidades más volátiles, las propiedades generan retornos predecibles y seguros. Lo que suelen hacer los grandes inversores interesados en este sector es localizar las ubicaciones más rentables y de difícil acceso a la mayoría de las personas. El financiamiento colectivo, en cambio, permite participar en el mercado internacional de manera fácil, crear una cartera diversificada y con costos administrativos más bajos. En definitiva, acceder a la misma oportunidad pero con menos barreras.