El crecimiento es necesario pero no suficiente: la necesidad de una reforma laboral profunda
Se proyecta que, para este 2025, la economía argentina experimentará crecimiento, mayor empleo formal y un incremento del salario real. Sin embargo, para alcanzar estos objetivos, no solo se requiere un crecimiento económico sostenido, sino también una mejora en las regulaciones laborales.
Es fundamental otorgar a las empresas mayor libertad para negociar directamente con sus trabajadores fuera del marco de los convenios colectivos. Esta flexibilización es clave para dinamizar y modernizar el mercado laboral. Los indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) correspondientes al tercer trimestre de 2024 ya muestran signos de agotamiento en el mercado laboral.
En comparación con el mismo trimestre del año anterior, se observó un aumento en las tasas de inactividad laboral, desocupación, subocupación y demanda de empleo por parte de los ocupados plenos. Además, dentro del segmento de ocupados, creció la proporción de cuentapropistas. Estas cifras desafían las proyecciones de economistas que calculan una elasticidad empleo-producto de 0,7.
En términos simples, esto implica que por cada 1% de crecimiento económico, el empleo asalariado registrado en empresas privadas debería aumentar un 0,7%. El análisis de los movimientos recientes del mercado laboral permite evaluar cuán estrecha ha sido esta relación.
Según datos de la Secretaría de Trabajo, durante el tercer trimestre de 2024 el Producto Bruto Interno (PBI) disminuyó un 2,1% en comparación con el mismo periodo del año anterior. En paralelo, el empleo asalariado registrado en empresas privadas cayó un 2,6%, mientras que el salario real mostró un incremento del 3,1% respecto al trimestre previo.
Estos resultados indican que el empleo formal no depende únicamente de la actividad económica, sino también del comportamiento del salario real. En el tercer trimestre, la destrucción de empleo fue más pronunciada que la caída del PBI, coincidiendo con los primeros signos de recuperación del salario real. Desde el segundo trimestre de 2024, la economía comenzó a desacelerar su contracción, mientras que el salario real inició su recuperación, pero el empleo asalariado registrado en el sector privado continuó disminuyendo.
Aunque estas tendencias no son concluyentes, sugieren que el empleo formal está influido tanto por el PBI como por el salario real. En un escenario donde la inflación siga disminuyendo, es probable que el salario real continúe recuperándose. No obstante, sin cambios en las instituciones laborales que permitan a las empresas adaptarse a un entorno de baja inflación, existe el riesgo de que el crecimiento económico sea acompañado por una débil generación de empleo.
En este contexto, con estabilidad económica y regulaciones laborales poco flexibles, la elasticidad empleo-producto podría ser considerablemente inferior a 0,7. En el ámbito legislativo, se han logrado algunos avances, como la eliminación de la multiplicación de la indemnización por despido y la extensión del período de prueba.
Sin embargo, es imperativo implementar reformas más profundas, entre las que destaca el establecimiento de un orden de prelación que otorgue prioridad a los acuerdos individuales y a nivel de empresa sobre las negociaciones colectivas centrales. Esto permitiría a las empresas desvincularse de los convenios colectivos sectoriales y negociar condiciones específicas que se ajusten a sus necesidades particulares.