La tecnología nos permite estar más conectados, la presencialidad nos permite ser más cercanos. En el albor de la pandemia, el trabajo remoto comenzó siendo una solución temporal para mantener la productividad y sortear las limitaciones sanitarias, pero rápidamente se consolidó como un verdadero cambio de paradigma que se mantendrá y potenciará luego de esta coyuntura. En un contexto donde 8 de cada 10 profesionales a nivel mundial quiere trabajar de forma híbrida, las empresas tienen el desafío y la oportunidad única de liderar la próxima gran revolución laboral. 

En esta nueva era, el Smart Working emerge como la fusión del teletrabajo y las nuevas tecnologías. Se trata de una metodología basada en la confianza en el colaborador, que se caracteriza por la movilidad, la flexibilidad y el trabajo por equipos. Esta dinámica está en plena concordancia con los tiempos que corren: según la última Encuesta de Expectativas de Ejecutivos que elabora IDEA, el 91% de los líderes cree que la modalidad de trabajo mixta será definitiva.

El Smart Working permite mejorar la socialización, los vínculos y el compromiso colectivo a través de la presencialidad, pero también representa una gran oportunidad para profundizar la transformación digital y potenciar talentos. Un reciente estudio de Accenture marca que en Argentina el 85% de las empresas cree que es fundamental preparar a las personas de su organización para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. Eso se traduce en la necesidad de reasignar recursos a inversiones en tecnología y a capacitaciones y contratación de nuevos talentos. Estas innovaciones se reflejan directamente en una mayor productividad.

Para que este esquema sea efectivo, perdurable y escalable, resulta indispensable poner al colaborador en el centro, ofreciendo opciones segmentadas de regreso a la oficina acorde a sus particularidades, necesidades y posibilidades. Más que nunca, los espacios laborales deben ser un lugar seguro de encuentro, tomando todas las medidas necesarias, abarcando desde protocolos y diseño del lugar de trabajo, hasta sistemas de compensación, desarrollo del talento y la propia cultura de la organización. 

La principal barrera para una adopción más generalizada y efectiva del Smart Working no sólo reside en el desconocimiento del potencial de la tecnología para facilitar esta dinámica sino en el propio mindset de las compañías. Se trata de un reaprendizaje de hábitos y prácticas que llevan décadas de asentamiento. El objetivo central del Smart Working es integrar y capitalizar de la mejor manera los beneficios de los dos mundos, el remoto y el presencial, hasta convertirlo en un hábito automatizado que termine beneficiando y facilitando nuestra calidad laboral de forma inteligente.

Ser digital empieza a dejar de ser sólo un desafío para volverse parte de nuestra normalidad. No solo ha cambiado cómo nos relacionamos entre nosotros y con el entorno, sino también la manera de entender el trabajo y de hacerlo posible. Hoy trabajar desde casa ya no es un dilema. Ahora el desafío es que las personas puedan hacerlo desde todas partes. Es momento de consolidar una nueva dinámica laboral en las organizaciones, manteniendo el cuidado de la salud de todos los colaboradores, posibilitando la flexibilidad que el contexto requiere, contemplando las nuevas tendencias en el mundo y asegurando el cumplimiento de los objetivos del negocio.