Se cerro el año electoral, y como toda elección emite señales políticas que marcan el futuro inmediato. Terminada la contienda hay ganadores y perdedores. Entre los triunfadores resalto a la Unión Cívica Radical, que logró ser protagonista central en la coalición opositora. A su vez, el centenario partido, transita una renovación, con la aparición de nuevos dirigentes que le auspician un futuro auspicioso y toman la delantera en una renovación dirigencial que la sociedad le exige a todo el arco político. 

Figuras como De Loredo en Córdoba, Sánchez (intendente de Concepción) en Tucumán, Reyes en Santa Cruz, Facundo Manes y Maxi Abad en Buenos Aires, Martin Lousteau y Martín Tetaz en CABA, le aportan al radicalismo una renovación dirigencial acorde a los tiempos que se avecina.

Otro dirigente triunfante fue Martín Insaurralde, quie logró achicar los márgenes de la derrota del oficialismo en la principal provincia cuantitativamente hablando. Con su estrategia de municipalizar la elección y darle el protagonismo central a los intendentes pudo atemperar la derrota que prima facie parecía muy abultada. Se le abre al Jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, un futuro más que interesante y en el que los alcaldes vuelven a ocupar un lugar central en las decisiones de la provincia. 

También, resultó ganadora en la coalición opositora Patricia Bullrich, ya que instaló como eje de campaña lograr sacarle el quorum propio al oficialismo en el Senado de la Nación. Objetivo exitoso.

También resultaron ganadoras las fuerzas que representaron a las izquierdas y a las derechas. La izquierda se acomodó como la tercera fuerza nacional y logro que tres dirigentes lleguen al Congreso. La derecha representada en las figuras de Milei y Espert , logró ser protagonista donde llegaron como terceras fuerzas tanto en CABA como en provincia de Buenos Aires. Allí están con posibilidades ciertas de incorporar un tercer diputado en el parlamento nacional.

Lo que quedó entre los derrotados, fue una forma de construcción política, se rompió el TEMOR REVERENCIAL en el peronismo como estrategia ordenadora. El kirchnerismo tendrá que replantearse sus políticas de cara a la sociedad, ya que el justicialismo busca su lugar en esa coalición, y el ciclo kirchnerista nacido en los albores del siglo 21, marcha hacia su final sino se anima a renovarse y generar los cambios que la sociedad reclama. Esto ya sucedió, el menemismo que dominó al peronismo en los finales del siglo 20, fue languideciendo hasta su ocaso.

En síntesis, estas elecciones dejaron sobre superficie la ausencia de liderazgos sólidos y potentes en ambas coaliciones. Es el desafío que viene, la construcción de nuevos liderazgos.