Parece impensable que hoy en pleno siglo 21 existan situaciones de violencia extrema ejercida hacia las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Sin embargo, los hechos continúan demostrando que esto sigue siendo una terrible realidad, sobre todo en países con regímenes totalitarios, donde no se permite la disidencia. Combinado con un fundamentalismo religioso, resultan exponencialmente peligroso para las mujeres y las niñas. Por supuesto, estamos hablando del caso de Maisha Amini, joven iraní de 22 años, detenida por la “Policía de la Moral” al no portar correctamente el hijab.

Estando bajo custodia del Estado, Amini fue llevada de emergencia al hospital, donde falleció a los pocos días producto de los golpes y el maltrato. En otras palabras, fue asesinada, lo que ha despertado las alarmas de las comunidad internacional pero sobre todo ha causado un movimiento social nunca antes visto en Irán, donde miles de mujeres se han revelado contra el sistema que las encasilla como objetos y las destina como seres sin voz sometidos al jefe de la familia, de quién son propiedad.

Parece irónico pero pesar de que la Convención sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra las Mujer en su primer artículo reza que la "discriminación contra la mujer" denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer. El año pasado, Irán fue elegido por 54 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, cuyo objetivo es promover la igualdad de género y el empoderamiento femenino.

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Las reacciones no se hicieron esperar. La periodista iraní Masih Alinejad declaró: "Un régimen que trata a las mujeres como ciudadanas de segunda clase, que las encarcela por no llevar el hiyab obligatorio, que les prohíbe cantar, que les prohíbe entrar en los estadios y que no les permite viajar al extranjero sin el permiso de sus maridos, es elegido para el máximo órgano de derechos de la mujer de la ONU. Las mujeres de mi país, Irán, están decepcionadas con la ONU. No legitimen un régimen misógino".

Cabe señalar que, como Líder Supremo, Ali Khamenei es la máxima autoridad política y religiosa en Irán desde 1989. En varias oportunidades declaró que rechazaba la visión occidental del rol de las mujeres, que durante la República Islámica habián sido influyentes en campos sociales, culturales, científicos, políticos y económicos.

Como contraposición a las declaraciones del atayolá, el antropólogo Amir Nikpey aseguró que las mujeres iraníes se encuentran prácticamente en la misma situación que las francesas de los años 1940 o 1950: presentes en todas partes en el espacio público, pero sin poder real, salvo algunas pocas excepciones, y con frecuencia en lo bajo de la escala económica.

En el Corán, el profeta les dice a sus seguidores que le piden “a tus mujeres y a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se ciñan sus velos. Esa es la mejor manera de que sean reconocidas y no sean molestadas. Dios es indulgente, misericordioso. (Corán, 33, 59)”. Sin embargo, ir con la cara o el cabello al descubierto no es “haram” (prohibido) mientras vayan vestidas con “modestia”. De hecho, la obligación de utilizar hijab en Irán fue impuesta por Joimeni en la década del 80 y solo existe en este país y el Arabia Saudita. Incluso si no fuera así, la religión no puede ser excusa para ejercer la violencia y violentar derechos.