Estamos transitando las últimas semanas para el cierre de listas de cara a los comicios de mitad de término. Son unas elecciones muy particulares ya que los argentinos votaremos en medio de una pandemia en donde la luz al final del túnel aún no se vislumbra. A la incertidumbre misma de la pandemia, debemos agregarle la improvisación como modelo de gestión gubernamental, con un humor social sumamente pesimista.

De las ocho provincias que eligen Senadores Nacionales, en cinco de ellas la situación del oficialismo nacional es sumamente compleja y puede perder algunas bancas. Parece sumamente difícil retener el Senador por Córdoba y lo mismo ocurre en Santa Fe y Corrientes. Merece una mención aparte lo que puede ocurrir en Chubut en donde los tres senadores representantes de esa provincia patagónica votan como el Frente de Todos por lo que pueden perderse dos bancas. Por otro lado, hay que seguir de cerca lo que ocurre en Tucumán, en donde un conflicto interno entre el Gobernador y el Vice genera enormes incertidumbres políticas.

La provincia de Buenos Aires es la que marca el pulso electoral ya que ambas coaliciones apuestan fuerte a ese territorio de cara a los dos últimos años del gobierno de Fernández y ya pensando en las posibles candidaturas de 2023. En la oposición, las internas abiertas tendrán un rol central ya que tanto el radicalismo, con la confirmación de Facundo Manes como candidato, como un sector del PRO, con la apuesta por Diego Santilli van diseñando el panorama electoral.

Aún queda dilucidar el rol que puede cumplir el Intendente de Vicente López, Jorge Macri, para finalmente saber si el PRO irá unido o con fisuras internas. El Frente de Todos, por su parte, está en el proceso sangriento del cierre de listas pero la unidad no está en dudas y esta será la punta de lanza de la estrategia oficial. 

El interior de la provincia de Buenos Aires sigue luciendo meramente opositor. La primera sección electoral (Norte-Oeste del conurbano) muestra paridad y en el conurbano sur (tercera sección) se observa una enorme ventaja del oficialismo. Es aquí en donde el kirchnerismo se siente cómodo y donde mejor posicionado en votos e imagen está. En esta estrategia, es central el rol que posee el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. Desde 1983 a la fecha, el peronismo no perdió ninguna elección ejecutiva en el distrito y solo sufrió en 1999 con la aparición de Lidia Satragno, más conocida como Pinky, quien estuvo a pocos votos de dar una sorpresa.

La única derrota ocurrió en las elecciones legislativas de 1985, en medio de un “alfonsinazo” ocurrido en todo el país que trajo, a modo de ejemplo, la renuncia de Leopoldo Bravo, entonces Gobernador de la provincia de San Juan. La oposición debe pelear este distrito, aún sabiendo que tiene grandes chances de perder. Pero la clave esta en la diferencia.

En 2013, Sergio Massa logró ganar la provincia de Buenos Aires venciendo al candidato oficial, Martín Insaurralde. En esos comicios, Massa obtuvo 38% en La Matanza. En 2017 Cristina Kirchner es derrotada en la provincia y si miramos nuevamente el distrito, entre Cambiemos con Esteban Bullrich, 1 País con Sergio Massa y el Justicialismo con Florencio Randazzo, obtuvieron juntos el 44%. En 2015, cuando María Eugenia Vidal venció a Aníbal Fernández, la oposición sacó el 40% en La Matanza. En definitiva, la oposición no puede ganar si no aspira a alcanzar un piso de 35% de los votos del distrito. 

En este marco de incertidumbre, con una apatía creciente y graves problemas económicos, quien mejor represente a un cúmulo de votantes indignados es quien estará mejor posicionado para triunfar, por fuera de lo que puedan obtener por medio del convencimiento de los votantes más ideologizados y definidos. Las necesidades y preocupaciones son muchas.

Las propuestas concretas, muy pocas. Es bueno recordar que casi el 70% de los trabajadores argentinos ganan menos de 40.000 pesos. A esta altura del 2021, resulta evidente que las mismas recetas nos siguen llevando hacia un país atrasado y empobrecido. Quien mejor pueda dilucidar y canalizar este humor social sumamente negativo es quien estará mejor posicionado para enfrentar el complejo desafío de las elecciones que se vienen.