La estructura energética argentina está mostrando los embates de años de caída en la inversión y su rápida amortización ha llegado a un punto de inflexión: no solo es obsoleta para un país de 47 millones de personas sino que también es más cara. El enigmático proceso de trasladar garrafas en camión, hacia provincias enteras que no tienen una simple conexión a un gasoducto, para mantener el suministro de gas envasado hacen referencia al costoso e ineficiente sistema energético argentino.

En un invierno en que ya estamos a las puertas de transitarlo, el abastecimiento de combustible es un problema que afecta a todos las industrias y a todas las familias. Dentro de la provincia de Buenos Aires incluso la garrafa social cumple un rol preponderante en los presupuestos de las familias y algunos no pueden acceder al recurso ya que se encuentran por debajo de la línea de pobreza.

El aumento del precio del gas y del petróleo hacen subir el precio de la garrafa y no por consecuencia del aumento de las materias primas en el mercado internacional sino por la falta de incentivos de que se produzca de manera eficiente; ya que la diferencia entre el precio internacional y el criollo generan una desoptimización en la asignación de los recursos dentro de nuestra economía. En este caso, la garrafa y el gasoil que se derivan de los precios del gas y del petróleo.

Lo lógico en una economía de mercado y con una estructura energética que se adecue a su demanda sería que existan gasoductos y que la totalidad del territorio tengan acceso al gas natural pero en argentina esa no es la regla general y una parte importante de la población accede al gas envasado, incluso una provincia entera como Misiones se calienta a gas envasado.

Esta disociación mediante incentivos fiscales y subsidios que atrasaron la matriz energética han provocado que el costo de mantener un sistema improductivo durante tantas décadas hoy no lo puedan pagar quienes necesitan de él. Los usuarios.

Generación, Transporte y Distribución son 3 palabras claves para entender cómo se ha desarrollado la política energética en nuestro país. En la generación de materias primas relacionadas a la industria del  transporte y a la energía tenemos un potencial envidiable en términos per cápita. Somos realmente ricos. Lo lamentable es que se produce energía de manera ineficiente con empresas públicas que llevan perdidos casi 30 años de valor.

Mientras el precio del petróleo pasó de 15 dólares en promedio en el 94 a casi 130 en la actualidad, nuestra principal empresa de energía perdió casi el 82% del valor de mercado. Pareciera que vendiera cualquier otra cosa o tal vez sus costos de extracción y comercialización deben ser más altos.

En materia de Transporte y Distribución de energía la improductividad es el término que identifica al sistema. No satisface todos los aspectos troncales y no genera ni se logra transportar la suficiente energía para exportar a nuestros vecinos. El error radica en un sector que no tuvo incentivos a realizar obras de infraestructura que aceleren la generación de energía para su transporte y distribución; y una posible eventual exportación.

La causa de que el precio del gas o el gasoil  sea “caro” cuando simplemente en Inglaterra el pago de un tanque de combustible equivale a 35.000 pesos argentinos no es que sea más caro porque subió el precio. Lo único que subió de precio es el costo de mantener un sistema obsoleto, improductivo y con regulación estatal claramente ineficiente.