Martín Guzmán sabe que su futuro no está en el Palacio de Hacienda. No solo por las quejas al ajuste de "sintonía fina" que quiere el ministro y al que se opuso públicamente por carta la vicepresidenta Cristina Fernández. Tampoco por las críticas que hace Máximo Kirchner sobre los recortes del déficit que le habría prometido el economista al FMI, sino por el mismo deseo del Fondo. Y es que el Fondo Monetario Internacional quiere a Guzmán como presidente del Banco Central para garantizar que el acuerdo que firme en los próximos meses con la Argentina se haga efectivo.

En los hechos, el que impulsa el cambio de Guzmán al Central es el economista británico Ben Kelmanson, flamante representante del organismo en la Argentina, que llegó al país en reemplazo del jamaiquino Trevor Alleyne.

Guzmán ya ha dado varias señales que no está contento con la labor de Miguel Pesce al frente del banco de bancos. No solo le colonizo el directorio del BCRA al reemplazar a los lavagnistas que renunciaron para colocar a sus hombres Fernando MorraDiego Bastourre, su ex secretario de Finanzas, sino que la semana pasada, en Córdoba, dijo que las  Leliqs -que pasan los 4 billones de pesos- son disfuncionales para el sistema económico. Un golpe directo a la gestión de Pesce.

Pero en el esquema de enroque que plantea el FMI para asegurarse el cumplimiento de lo acordado, un rol central también ocupa Sergio Massa. En el Fondo aprueban que el ahora presidente de la cámara de Diputados se transforme en una  especie de superministro de Economía y se quede con el control de la cartera de Desarrollo Productivo que hoy está en manos de Matías Kulfas.

Lo cierto es que el modelo turco es el que Kelmanson quiere aplicar en suelo criollo. De hecho, el británico, que fue desde 2018 hasta el 2021 representante del organismo en Turquía, ve muchos parecidos entre las dos naciones.

Ben Kelmanson, la nueva cara del FMI en Buenos Aires.
Ben Kelmanson, la nueva cara del FMI en Buenos Aires.

El enroque y el ajuste tan temido

Las similitudes que ve el representante del Fondo entre otomanos y argentinos atemorizan a gran parte de la alianza peronista reunida en torno al FdT. La solución más temida para el kirchnerismo -pero no acaso para el albertismo (si es que existe) y el Frente Renovador- es la que en el Fondo llaman el "método Albayrak".

El nombre surge del apellido del ministro de Finanzas de Turquía, Berat Albayrak, yerno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien para cumplir con lo que se le debía a los organismos multilaterales de crédito e inversores privados llevo adelante una flexibilización del mercado laboral y un recorte en el gasto público. Dos cosas que son fuertemente rechazadas desde el Instituto Patria.

El método Albayrak para estabilizar la lira turca y bajar la inflación fue una una drástica suba de los tasas de interés, algo que por lo bajo recomienda el Fondo y niegan en el Palacio de Hacienda y el BCRA. Un "no" que desde el kirchnerismo reclaman que sea más firme. A menos que en el gobierno quieran - como dicen irónicamente en el kirchnerismo- "hacer una jugada de ajedrez para sacrificar a la reina". Un movimiento que por estas horas, ningún alfil imagina posible.