Es una rareza que a punto de vencer los poco más de USD 2.418 millones de dólares aún esté la incertidumbre acerca de si Argentina va a pagar o no. Más aún cuando se observa que Argentina hizo una negociación con acreedores de los títulos en dólares de Argentina hace menos de un año. Más aún cuando en el último año y medio se han realizado pagos al FMI por USD 2,198 millones sin que nadie objetara el cumplir o no esos compromisos. Pagos al FMI que se hicieron durante la pandemia y que ahora parece que se cuestiona el pago a organismos internacionales debido a que hay que atender la cuestión social. ¿Acaso la pobreza del 48% del segundo trimestre del 2020 no era un contexto similar?

Incluso el BCRA tiene ahora USD 2.000 millones más que hace un año producto de la buena campaña del agro que le permitió acumular reservas netas. Es que lo que hay detrás de la puja no son siquiera los fondos, sino el equilibrio de poder dentro de la coalición electoral que hoy está al frente del ejecutivo nacional.

Las idas y vueltas son solo el reflejo de la escasa (sino nula) idea de gobierno que se gestó en 2019 para ganar las elecciones. El objetivo era sacar a Macri, se logró, y ahí sucumbió un abismo. Esto no sólo se refleja en la política económica, la política exterior está en la misma sintonía. El mismo día que el Ministro M. Guzmán estuvo frente a sus pares de Iberoamérica promoviendo el multilateralismo en línea con el intento estadounidense de restaurar el orden monetario internacional liberal, el canciller F. Solá votaba en contra de Israel, socio de Estados Unidos. La falta de coherencia se extiende a cada área de política que se quiera analizar.

La improvisación y falta de consistencia es simplemente el reflejo de los nervios que tiene el oficialismo por no poder lograr un buen desempeño en las elecciones. ¿Qué es un buen desempeño? Mantener en la Provincia de Buenos Aires al menos la diferencia de 14 puntos que logró A. Kicillof sobre M.E. Vidal en 2019. Cuando todo el peronismo va en boleta única posiblemente sea difícil que pierda en el distrito más relevante en materia de cantidad de votantes.

Posiblemente a estas elecciones vaya en una única boleta, pero eso no implica que vaya unido. Parte de las pasadas de factura por anticipado y la necesidad del ala más radical del gobierno de diferenciarse de M. Guzmán es funcional a una estrategia de ‘echar culpas’ a una mala elección. Si, por el contrario, en la elección le va bien al Frente de Todos en PBA, será un éxito gracias a los candidatos del espacio que responde a la vicepresidente. En ese caso, la lectura correcta sería el fracaso de la oposición por no poder ganar en un mundo donde los oficialismos (en la mayor parte de los casos) pierden las elecciones.

El ansiado gasto va a llegar en unos meses, la fallida campaña de vacunación obliga a cuarentenas intermitentes y con ello mayor asistencialismo, la Provincia que tiene una pobreza en el Gran Buenos Aires llega al 51 %. Muchos de esos son hogares que ingresaron en situación de pobreza durante el gobierno actual, culpa de la pandemia o de la política, son familias que hace 2 años estaban mejor. Si bien hay votantes fieles, aún existen ‘swing voters’ que preocupan al Gobierno de la PBA y deben ser contenidos.

Gracias al ‘ingenio’ del BCRA la posibilidad de que los bancos comerciales integren encajes en títulos públicos permite expandir el financiamiento al Tesoro a través de respaldo de depósitos. Medida que macroprudencialmente es muy arriesgada y permite medir el grado de deterioro de la economía argentina y a cuánto puede ir llevando la cordura de la política económica el nerviosismo de la política por no poder encontrarle la vuelta.