Un teléfono celular de última generación tiene componentes que utilizan el 70% de la tabla periódica de elementos. Para producir una cosechadora se requieren miles de horas de trabajo y maquinaria robotizada. Para entregar un producto en tu casa son necesarias más de 50 actividades. Para guardar en la alacena la compra del supermercado hacen falta al menos 6 movimientos. Apuesto que ese último es el que más llama la atención: del estante al carrito, a la caja registradora, a la bolsa, al baúl, a la mesada, a la alacena. El punto es: toda actividad es muy compleja y requiere gran cantidad de “insumos”.

Ante esta complejidad, es evidente que los efectos de las decisiones económicas -de gobiernos, empresas, personas- tienen muchísimas ramificaciones. La única forma de tomar decisiones más o menos racionales es con ayuda del sistema informativo que son los precios. Sin embargo, en Argentina están distorsionados porque hay precios máximos, actividades no esenciales que -transitoriamente por la cuarententa- no están funcionando y mucha incertidumbre. Trataré de mostrar que la incertidumbre hace aumentar los precios. Tanto más cuanto más compleja sea una actividad.

Una empresa vende al precio que sus clientes pueden o quieren pagar, con el cual cubre sus costos, impuestos y tiene un margen. Si no hay grandes cambios, sus precios son estables. Sin embargo, si de pronto aumentan sus costos (por ej., eran en dólares) el precio que cobró no le alcanza para mantener su margen y posiblemente no pueda ni siquiera reponer la mercadería. Se descapitaliza: antes tenía más mercadería para vender.

Si hay incertidumbre y una empresa no sabe si un costo va a subir, o recibe la lista de precios anunciando un aumento a partir del mes que viene, intenta subir el precio ahora, para poder luego reponer la mercadería. ¿Cuanto? Dependerá del porcentaje y/o monto de aumento de los costos y de cuanto puedan pagar sus clientes. Justamente, los clientes tienen ingresos limitados y si suben precios de unos productos, podrán comprar menos de otros. Se empobrecen. Cuanta más incertidumbre, más difícil administrar sus recursos.

Como todo control gubernamental es transitorio, se puede decir que el efecto de control de precios es breve y sólo anticipa y amplifica los futuros aumentos de precios. ¿Por qué Argentina persiste entonces en los precios máximos o inclusive congelados (tarifas, por ej)?. Sabemos que esos precios no pueden sostenerse en el tiempo y aunque parezcan un ancla para la inflación, en definitiva descapitalizan a las empresas a menos que suban mucho los precios posteriormente. Empresas descapitalizadas no pueden invertir y crecer. Consumidores empobrecidos no pueden pagar precios más altos. La incertidumbre afecta a todos.

Un razonamiento similar puede aplicarse al valor del dólar: las políticas de intervención tienen un efecto transitorio y amplificador. Las variables que determinan el valor del dólar son, como siempre, oferta y demanda. La oferta proviene de inversiones del exterior o exportaciones. La primera sabemos que está muy limitada –como mínimo- por las propias normas del BCRA. Si

hay limitadas exportaciones (por retenciones, regulaciones, costos, etc.) entonces no habrá gran oferta. La demanda a su vez surge de la disponibilidad y oportunidad de inversión en pesos. Hay gran disponibilidad por la mayor emisión y las oportunidades de inversión son limitadísimas. Ante poca oferta y mucha demanda de dólares, la decisión reciente de vender bonos es de efecto limitado. Los precios pueden controlarse políticamente pero - en esto no hay incertidumbre- los bonos no pueden volver a venderse.

En la medida que haya menos incertidumbre, los precios y el dólar se estabilizarán. Será una verdadera picardía si se estabilizan en valores altos por demorar definiciones cruciales de política económica. Debe clarificarse cuándo y cómo se fomentarán exportaciones y productividad, cuándo y cómo se reducirá el déficit.

Volviendo al principio: toda actividad es muy compleja y requiere gran cantidad de “insumos”. Estoy segura que podemos definir políticas coherentes que reduzcan la incertidumbre y volver a crecer.