La Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) cumple 21 años de trabajo continuo acompañando el crecimiento del sector productivo nacional. Desde la fusión de la cámara en 2004 (con la integración de CADIE, CADIEM y, posteriormente, CATYA), transitamos diferentes contextos políticos y económicos, tanto nacionales como internacionales. Pero en todos los casos, mantuvimos el mismo propósito: promover el desarrollo de la industria argentina; fortalecerla y posicionarla a nivel global; y generar empleo.

Recientemente desde CADIEEL presentamos el Informe Actividad Industrial del Sector Electrónico, Electromecánico y Luminotécnico del primer trimestre de 2025, un relevamiento sobre el desempeño del sector industrial que representa. Este refleja un escenario de desafíos y cautelas para los meses venideros. Allí se puede observar que el nivel de empleo se mantuvo estable para más de la mitad de las empresas mientras que solamente un 4% ha decidido ampliar su personal. Por otro lado, se reportó una caída en producción para el 38% de las PyMEs. Asimismo, el 29% indicó haber registrado un crecimiento, destacándose especialmente las empresas del sector de electrónica.

Sin embargo, a pesar del contexto, hay un 21% de empresas que planea invertir para aumentar su capacidad o desarrollar nuevos productos. Ese es el espíritu emprendedor que define a nuestro sector y que necesita ser respaldado. La resiliencia de nuestras empresas, la capacidad de adaptación del sector y el compromiso de sus profesionales nos permitieron avanzar.

El aniversario de la cámara nos encuentra con nuevos desafíos por delante, pero también con la convicción de que el camino es con más producción local, valor agregado, innovación e integración a nuevos mercados. El sector que representamos exporta a más de 60 países y cumple con los más altos estándares internacionales. Esto es fruto del esfuerzo conjunto entre empresas, instituciones y trabajadores que creen en una industria que impulsa el progreso, la movilidad social y la soberanía tecnológica.

En este sentido, resulta necesario señalar que las decisiones de política económica deben ser evaluadas en función de su impacto en el entramado productivo y laboral. La reciente eliminación de la obligatoriedad de tramitar el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU) nos preocupa profundamente. Lejos de incentivar el desarrollo industrial, esta medida abre las puertas a una competencia desleal, pone en riesgo empleos formales y genera una fuga de divisas sin control.

Mientras la industria nacional cumple con reglamentos técnicos, ensayos y homologaciones exigentes, permitir el ingreso de bienes usados sin los mismos requisitos va en contra de cualquier lógica de reciprocidad y nos ubica en una posición de inferior en las negociaciones internacionales. Se debe defender de manera responsable nuestras capacidades productivas, cada producto diseñado, fabricado y exportado en la Argentina implica más puestos de trabajo, más innovación y más oportunidades para los jóvenes.

La producción nacional no solo dinamiza las economías regionales, sino que también refuerza su capacidad y competitividad a nivel global. Así como en estos años impulsamos la plataforma INDTech 4.0 para acelerar la transformación digital de las pymes industriales, o lideramos iniciativas en eficiencia energética y ciudades inteligentes, hoy seguimos proponiendo políticas públicas que potencien a las empresas tecnológicas argentinas, generen empleo formal y refuercen la competitividad nacional.