Inflación controlada (pero con un piso alto) y nueva reducción de aranceles
Hay que destacar que, incluso con una depreciación de entre 6% y 10%, el aumento de precios haya retrocedido respecto del 3,7% de marzo.
En otra semana relativamente tranquila, con riesgo país orillando los 680 puntos, y el dólar ubicándose cerca de los $1.150, la noticia de la semana fue la confirmación de que la inflación de abril volvió a ubicarse por debajo del 3%, mostrando un valor de 2,8% en el mes. Si bien la inflación “core” repitió el 3,2% de marzo, el número era relevante en tanto que el cambio de régimen cambiario había generado dudas respecto de cuál sería la evolución cambiaria y de precios. La tranquilidad cambiaria que se vio desde un inicio (en parte por una comunicación eficaz del gobierno anunciando que el dólar debería ir a los $1.000, otra parte por la mayor oferta de dólares frente a mayores liquidaciones del agro y por otro lado porque tranquilizó mucho que los desembolsos del FMI y otros organismos hayan sido mayores a lo previsto, aunque no se utilizaran) tuvo su correlato en los precios. Aun así, hay que destacar que, incluso con una depreciación de entre 6% y 10%, el aumento de precios haya retrocedido respecto del 3,7% de marzo (que había tenido algunos componentes puntuales que lo explicaban como fueron los aumentos en Verduras y Educación).
Además de los factores mencionados arriba que ayudaron a mantener las remarcaciones calmas, también pudieron haber influido algunos mensajes públicos puntuales que buscaron retrotraer aumentos de precios de algunas empresas, al tiempo de orientar los acuerdos de paritarias. Lejos de resaltar la contradicción de mensajes de esta índole en un gobierno que saca chapa de “liberal-libertario”, hemos dicho reiteradamente que esta clase de herramientas, siempre y cuando funcionen como un complemento (y no un sustituto) de políticas macroeconómicas sanas, era bienvenida para colaborar con la coordinación de expectativas. ¿Queríamos “políticas de ingreso”, las cuales estuvieron ausentes en la devaluación de diciembre de 2023? Acá tenemos ejemplos de políticas de ingreso, dejando de lado de cuán integralmente se ejecutaron.
Al mismo tiempo, el relevamiento semanal de precios de alimentos de LCG está mostrando una fuerte desaceleración en las dos primeras semanas de mayo (fuerte retracción de precios en la segunda semana, comandada por verduras y carnes), lo que augura un mayo con inflación más baja. Ayudados por el hotsale, lo mismo está sucediendo en otros rubros no expuestos por el momento en nuestro informe de avance de precios.
¿Se podrá quebrar rápidamente el piso del 2% mensual? ¿Cuánto demorará ubicar la inflación por debajo del 1%? Recordando que durante algunos meses de 2017 y 2020 mostraron inflaciones que comenzaron con un 1, nada indica que eso sea imposible, sobre todo si la prudencia fiscal y la percepción de que la macroeconomía está siendo ordenada continúan en adelante. Pero también es cierto que los componentes inerciales en la formación de precios son elevados en Argentina y en los 17 meses que van desde diciembre de 2023 hasta ahora la dinámica de precios ha mostrado que la desinflación fue más bien tímida: en los últimos 7 meses nunca quebró el 2% y promedió un 2,7%, con una tendencia más bien horizontal. Además, en marzo y abril la inflación core se ubicó en 3,2%.
En términos de inflación, el enfoque parece ser más bien gradualista, aunque al mismo tiempo vemos ansiedad en el gobierno por atrasar nuevamente el tipo de cambio y así ayudar a que tengamos aumentos más bajos. Como hemos repetido varias veces, apelar al ancla cambiaria (y en un nivel de dólar barato) puede bridar frutos en lo inmediato, pero dolores de cabeza cuando esa ancla deje de operar (lo mismo podría ocurrir con el “ancla salarial”, si se empieza a usar). El piso de la banda ya implica un tipo de cambio real (TCR) inéditamente bajo, y el techo de la banda significará valores de TCR similares a los de 2017 en pocos meses, en la medida que la inflación no pueda acercarse al 1%. Si el mercado leyera esto, es posible que cuando termine el empinamiento de las liquidaciones de exportaciones intente buscar valores más altos. De todos modos, tanto mercado, como analistas, como funcionarios, estaremos todos relojeando cómo evolucionarán, mes a mes, los saldos comerciales externos para definir mejor la sostenibilidad del nivel cambiario. Ya hemos dicho que el año 2024 finalizó con un superávit de cuenta corriente (simplificando, comex+turismo) con un tipo de cambio real similar al de 2017, año que tuvo un déficit de cuenta corriente récord. Así, desde la solvencia macro, lo importante será ver directamente esas cuentas externas.
Vinculado con esto, esta semana el gobierno dio otra muestra de que el saldo externo no lo intranquiliza, anunciando la eliminaci��n gradual de algunos aranceles de importación, la baja de impuestos internos y la habilitación de nuevos mecanismos logísticos para facilitar la distribución. Los aranceles de los celulares importados bajarán del 16% al 8% a partir de un decreto todavía no emitido, y a 0% desde enero de 2026. El arancel de consolas de videojuegos bajará de 35% a 20%, que es el correspondiente al esquema general del Mercosur. También bajarán los impuestos internos de celulares, televisores y aires acondicionados importados (de 19% a 9,5%) y a los fabricados en Tierra del Fuego (de 9,5% a 0%). Además, se habilitará el servicio de courier entre Tierra del Fuego y el continente, aunque se desconoce todavía el impacto real de esto.
En líneas generales, esto permite una mayor competencia de productos del exterior en donde el valor agregado argentino es bajo o nulo. El ensamblado de celulares en Tierra del Fuego ya está comprobado que implica ineficiencias y ningún valor, al tiempo que la protección excesiva encarece el producto final al consumidor. Por eso, reducir aranceles funcionaría como desmantelar parcialmente el régimen de promoción sin tocar aspectos legales de dicho régimen. El celular importado seguirá pagando IVA local (mientras que el armado en TdF, no, al devolverse el crédito IVA a las empresas, lo cual permite bajar su precio al continente), pero bajar 16pp de aranceles puede ser suficiente para que el producto importado sea más barato. No se tocan, por otro lado, los aranceles a TV y A/C, y se mantiene la diferencia de impuestos internos. Como hemos dicho en otro episodio de reducción de aranceles, es bienvenida la apertura comercial (había varios proyectos de ley en la misma línea que este decreto) pero apertura junto con atraso cambiario puede tener efectos nocivos. En este caso, lo cierto es que afecta un sector hiper-protegido que generaba ineficiencias.
En esa línea, hoy también se comunicó un nuevo sistema para autorizar la importación de productos veterinarios de otros países, lo cual incluye la vacuna contra la aftosa, con fuerte participación local. Se reconocen certificaciones extranjeras de organismos equivalentes, se eliminan algunas exigencias técnicas y se reduce el plazo máximo para otorgar permisos. De todos modos, todavía es muy pronto para saber el impacto real de esta medida.
En la semana también se comunicó que los ingresos fiscales de abril volvieron a aumentar por arriba del gasto primario, que continúa mostrando fuertes caídas (en términos reales) en subsidios y varios programas sociales. Al contrario, por efecto de la desinflación de meses atrás y el diseño de la movilidad, las jubilaciones y asignaciones familiares están aumentando, al tiempo que algunas partidas que habían sido pisadas el año pasado están mostrando alguna recuperación parcial (transferencias a provincias, universidades, etc). Con todo, el superávit fiscal se percibe como permanente, aunque implique continuar con subas de tarifas y recortes de partidas. En ese marco, la semana que viene se comunicará la evolución de la actividad económica de marzo, que muy probablemente interrumpa el fuerte crecimiento de los meses anteriores por la turbulencia financiera y la caída del poder adquisitivo durante ese mes. Abril muestra indicadores líderes con recuperación.