En un escenario global, signado por la desaceleración del crecimiento económico y la alta competencia, maximizar la rentabilidad puede ser un desafío. A su vez, la digitalización vertiginosa de los últimos años puso en evidencia que para ser más competitivos la clave es invertir en tecnologías de vanguardia que se adapten a la dinámica de cada empresa e impulsen su crecimiento estratégicamente.

Así, cada vez más compañías líderes invierten en los servicios que ofrecen las legaltech. Soluciones innovadoras, e incluso disruptivas, que permiten automatizar procesos lentos y rutinarios a través de la gestión inteligente de información, documentos y datos. La brecha entre los departamentos legales que han experimentado la transformación digital y los que no lo han hecho es clara. Y no por falta de herramientas, sino por la falta de su uso.

Organizaciones de diversas industrias y tamaños mediante la adopción de estas herramientas, cuantifican y miden sus resultados. Al mismo tiempo, optimizan los flujos de trabajo disminuyendo los costos y riesgos que traen aparejados los errores humanos. De esta manera, cada día aportan celeridad, coherencia y, sobre todo, eficiencia a sus procesos, un valor agregado clave para el crecimiento de cualquier organización.

Los efectos positivos de la apuesta por la innovación se reflejan en la valoración que los equipos legales hacen de la tecnología. Según un estudio realizado entre profesionales legales de empresas, 70 % de los encuestados consideró que el uso de tecnología aumenta su eficiencia, incluso en un contexto económico adverso. Maximizar la eficiencia se traduce en una mayor rentabilidad para las compañías.

En este sentido, en una encuesta de Wolters Kluwer, el 46 % de los equipos legales de empresas que utilizan este tipo de tecnologías destacaron cómo este tipo de soluciones les ayuda a mejorar la colaboración con sus clientes. De esta manera se puede ver como se les da la posibilidad de brindar un asesoramiento estratégico y de brindar una mejor experiencia al usuario, mientras que solo el 31 % de las empresas que no están digitalizadas logró estar satisfecha con el servicio que brinda a sus usuarios.

En un contexto de crisis global, mejoran su competitividad quienes se animan a reinventar sus procesos hacia modelos que prioricen la colaboración, seguridad de la información y automatización de tareas repetitivas. Para esto, es primordial invertir en tecnologías innovadoras que saquen lo mejor de las fortalezas de cada empresa y las estimulen a brindar un mejor servicio y, junto con ello, a tomar decisiones estratégicas.