La estrategia electoral del oficialismo parecía encaminarse a levantar la bandera de la gestión de la Salud que se venía teniendo como principal argumento y premisa discursiva. Si el Gobierno acrecentaba el ritmo de vacunación gradualmente como se esperaba, era una señal de una buena gestión y, tras eso, las promesas posiblemente incumplidas para 2021 pasarían a un segundo plano. 

De ahí que quizás el traspié del escándalo protagonizado por el ex Ministro Ginés González García aumentó la preocupación en el Gobierno. Tras una gestión manchada por este problema, la gestión de la cartera de Salud sale de ese primer lugar y pasa a ser observada críticamente tanto por oficialistas y opositores como los resultados en otras áreas. Nuevamente ahora se espera un delivery de cumplimiento de objetivos más parejo, no quedan gestiones inmaculadas o para hacer bandera. 

El oficialismo quiere recuperar ese terreno, quedaba la alternativa de pedir disculpas pero en el discurso del lunes en la apertura de sesiones del Congreso posiblemente se vea a un Presidente que lejos de ello empieza a mostrar un discurso de llegada de más vacunas, muchas…es que la magnitud del problema disminuye con la percepción de menor escasez de las mismas. Pero no se elimina. 

Así que complementando la gestión de Salud posiblemente aparezca un discurso también a calmar la angustia por el rumbo de la economía. Sobre lo sucedido en 2020 hay una defensa clara “se sufrió la peor crisis de la historia” y “la pesada herencia del macrismo”. Argumentos que, si bien suenan más a excusas que a una real defensa de la gestión, sirven para desviar el debate. Pero buena parte del voto se define en los meses previos de los comicios y en la percepción del rumbo que se perciba en esos meses. La pobreza en niveles del 40%-45% son un problema un gobierno que intenta repetir los resultados de octubre 2019. 

La inflación preocupa más que nada en este plano, buena parte del movimiento del poder de compra se juega en base a los resultados de esta variable. Los salarios se actualizan en línea y por encima de la pauta del ministro Martín Guzmán pero la inflación aún se percibe que será elevada. La bala de plata de utilizar el dólar como ancla inflacionaria pasaba en parte por el efecto sobre las expectativas. Las mismas registraron que habrá una desaceleración, esto se verá en los resultados del REM que se publican la próxima semana. No obstante, aún se mantienen más cerca del 50% que existía a principios de año que del 30% pretendido por el Ejecutivo. 

Hasta que no haya dos meses consecutivos de desaceleración mensual del ritmo de precios, no habrá otro cambio importante en las expectativas de inflación. En febrero la misma desacelerará contra marzo pero estacionalmente marzo es casi improbable que sea inferior a febrero. Difícilmente se vean esos dos meses de desaceleración en el primer semestre del año. 

Para el segundo semestre empieza a haber una preocupación en torno al dólar libre. Por ahora el dólar blue retrocediendo da una sensación de tranquilidad, una anestesia local pero que se siente en todo el aparato. Así como la economía empapa a la política, este año la política también conversará con la economía como en cualquier año electoral. Hasta ahora, la caída del tipo de cambio está siendo respaldada por mayores ventas de dólares por parte de familias y empresas que hacen frente a la crisis vendiendo stocks. El problema es que con la incertidumbre de la percepción del rumbo que se tomará para los próximos dos años podría revertirse, o al menos frenarse, esta tendencia y sobre este control de daños deberá trabajar la política económica en el segundo semestre.

Mientras se espera el anuncio de un acuerdo con el FMI para despejar el horizonte, la Secretaria del Tesoro estadounidense indicó en una carta pública que sería un alivio para los países de ingresos bajos una emisión de Derechos Especiales de Giro, algo que no está claro si llegarían a Argentina para poder realizar los pagos de 2021. Más allá de lo que suceda antes o después del vencimiento en mayo con el Club de París, la pregunta del millón es si el Fondo le dará el margen al país para patear el problema de cerrar el acuerdo para el año siguiente, caso contrario, todo el panorama descrito anteriormente debe ser revisado por el atravesamiento de esta negociación.