Siempre cuento una situación que refleja y da muestra concreta del lugar institucional que lograron ocupar, por el voto popular, las mujeres en el territorio bonaerense. En el año 2007, fui electa intendenta de Carlos Tejedor y conmigo 5 mujeres más. Es decir, 6 mujeres intendentas en toda la provincia de Buenos Aires. En el 2019 me tocó volver al gobierno y también fuimos 6 intendentas electas en toda la provincia. No es este un dato menor.

Desde 1991 al 2017 la proporción de mujeres que ocuparon la intendencia es menor al 5% en promedio.

Creo que como sociedad hemos alcanzado en estos años mayores niveles de participación, de generación de un pensamiento y el fortalecimiento de la militancia feminista que sin lugar a dudas impulsaron las nuevas generaciones. La metáfora de “la revolución de las hijas” es cierta. Lo vivo en carne propia.

Pero aún falta que esa categoría de pensamiento que nos representa, que es el modelo nacional, popular, democrático y que nosotras agregamos “feminista” pueda ingresar decididamente en las instituciones de la democracia.

Que más mujeres ocupen cargos electivos, de decisión y construcción política es una tarea que nosotras, las intendentas en funciones, tenemos la responsabilidad de desplegar y concretar.

Nosotras no nos definimos a partir de una diferencia con el hombre. Pero está claro que el rol que han ocupado las mujeres argentinas en nuestra historia. Y eso siempre fue para incluir a los sectores más postergados.

Lo vimos con Eva y lo vivimos con mucha felicidad y alegría con Cristina. Es, para todas nosotras, alentador (después de vivir en una sociedad patriarcal) y reparador (después de tanta violencia) que sea una mujer la que conduce el espacio mayoritario del Frente de Todos y haya logrado, junto a muchos compañeros y compañeras construir la unidad que permitió restablecer un gobierno que genera políticas públicas que acercan a nuestra comunidad al estado.

Creo que las mujeres en política venimos a aportar eso: abrazar a los que sufren y darles las oportunidades, porque nadie quiere nada regalado, para un futuro mejor para ellos y su familia.