El goteo de reservas netas por las ventas de dólares viene siendo un dolor de cabeza para el BCRA y eso no es nuevo. Ya en junio perforaron el piso de los u$s  10.000 millones. Cayendo en el nivel más bajo desde 2016 y evidenciando que la estrategia de crawling peg del tipo de cambio oficial no funciono, dejándonos hoy en aproximadamente un nivel cercano a los u$s 6.000 millones. Por otra parte, durante este mes, se liquidaron cerca u$s 871 millones (en los primeros 10 días del mes), lo que nos da un promedio estimado de u$S 109 millones a nivel diario. Una delicada situación que se vislumbrara y que a nadie sorprendió.

Un freno forzado y muy importante llego recientemente de la mano de la autoridad monetaria en el formato de una batería de restricciones para pisar las reservas. Restricciones que no ayudan a generar la confianza que se necesita para que el dólar no se siga disparando y para volver a generar dólares genuinos, subsanando la cuenta externa.

¿En qué consistió esa batería de restricciones por parte del BCRA, AFIP y la Comisión Nacional de Valores? En principio, que el “dólar ahorro” y el dólar para el consumo con tarjeta en el exterior tendrán el 30% del impuesto PAIS, más una retención (sobre el oficial) a cuenta como adelanto de impuesto a las ganancias y a los bienes personales del orden del 35%, elevando el dólar ahorro a 130 pesos. También se estipuló que el cupo de consumos en dólares con tarjeta se computarán en el cupo de u$s 200 mensual, acotándolo aún más. Si un usuario, por ejemplo, se pasa del cupo mensual en los consumos con tarjeta y gasta 400 dólares en un mes, quedará automáticamente imposibilitado por 2 meses para comprar el dólar ahorro.

Asimismo, con el objeto de aumentar la oferta dólares en el mercado del dólar bolsa y darle la posibilidad a los quienes tienen dólares en blanco en el sistema financiero de venderlos a una cotización por encima del dólar oficial, se estipulo la eliminación del parking de 5 días para la adquisición de títulos con moneda extranjera y liquidación en pesos.

Por otra parte, el BCRA les va solicitar a las empresas con vencimientos de más de un millón de dólares mensual que presenten un programa de reestructuración (forzada) de esa deuda, ya que podrán solicitar dólares en el mercado de cambios oficial el 40% de lo adeudado. ¿Qué pasará con el 60% restante? Deberá ser financiado con vencimientos a 2 años, en promedio. Para todo esto, el propio BCRA, estimo que en los próximos 6 meses, entre el 15 de octubre y 31 de marzo, las empresas tendrán vencimientos en moneda extranjera por u$s 3.300 millones. Aunque según fuentes oficiales, no son más de 10 las empresas que tienen vencimientos de deuda hasta diciembre y a las que se les pide que reestructuren parte de su capital, se les ha pedido que presenten su plan de negociación antes de fin de mes. Lo que no queda en claro es si esto es para que la entidad se organice con la venta de dólares o si es para supervisar las reestructuraciones. Todo esto podría implicar que “empujen” a defaultear la deuda de estas empresas con su propio dinero en sus cuentas.

Lo curioso del caso es que, según información del Mercado Abierto Electrónico (MAE), alguna de las empresas afectadas son Banco Hipotecario (que está en pleno proceso de canje) y Aeropuertos Argentina 2000 pero la principal afectada sería YPF, que tiene que hacer frente a una obligación de pago de u$s  415,8 millones en Marzo próximo.

Lo complejo para las empresas es que los efectos de estas refinanciaciones van a generarán impacto no sólo sobre este período. Quedando con excesivas limitaciones para hacer los pagos que necesitan para operar. Limitaciones operativas que también afectan a las exportadoras que busquen financiamiento local, ya que tendrán que pedirle autorización en el Banco Central antes de aprobar un crédito. Muy probablemente, la consecuencia de ello sea que terminen buscando financiamiento afuera.

Por último, aquellos tenedores de créditos también se verán afectados ya que las medidas alcanzarán también a quienes recibieron, durante la pandemia, un crédito hipotecario, prendario o personal, incluyendo los préstamos UVA, y recibieron la ventaja de dejar de pagar sus cuotas desde Marzo. Estos quedarán excluidos para comprar los u$s 200 por mes como así también quienes refinanciaron en 9 cuotas la deuda de su tarjeta de crédito.

Con un tipo de cambio intervenido (por debajo del equilibrio), el exceso de demanda conlleva a una pérdida de reservas. Y es justamente ese el problema que no se resuelve con un cepo: la perdida de reservas. ¿Por qué? Esencialmente, lo que produce un cepo al tipo de cambio es que la cantidad de dólares adquiridos en el mercado formal cae, generándose un mercado paralelo, dado que hay agentes que van a pagar un mayor precio por esos dólares. Ahora, esto produce una devaluación, en ese mercado negro, superior a la necesaria para cerrar la pérdida de reservas. Y ahí esta justamente el problema del cepo. En que se requiere una devaluación menor a la que se produce en el paralelo para que no afecte a los asalariados y los pequeños ahorristas.

Lo que vimos hasta ahora que se busca es ganar más tiempo pero, con el riesgo, que se dispare la brecha cambiaria, generando más presión sobre el tipo de cambio oficial y la inflación. Todas estas medidas son paliativos para lograr un equilibrio parcial y momentáneo que, sin un plan económico creíble (con metas fiscales reales y un esquema monetario acorde y razonable) y sin saber qué pasará con la negociación de la deuda con el FMI (que seguro impondrá condiciones), no surtirán el efecto deseado. Acentuar un rumbo claro y reordenar los fundamentals de la macro es condición necesaria, aunque no suficiente, para que, todo esto, sirva de anclaje en términos de expectativas de futuras devaluaciones.

*Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA.