Mientras numerosos argentinos en el exterior están angustiados porque no pueden volver al país -y muchos otros, irónicamente, quieren irse- , los políticos, tanto oficialismo como oposición, están muy preocupados por lo que consideran las “cruciales” elecciones de medio término.

Y tan equivocados no están en cuanto a la trascendencia de los próximos comicios. “Con una derrota electoral no hay sobrevida” se sinceró a Data Clave uno de los hombres más influyentes de la actual administración. Saben que si los resultados son adversos, perderían el apoyo de aliados clave como los gobernadores y se diluiría el proyecto político del kirchnerismo.

Otro tanto sucede con la oposición. “Si el Frente de Todos logra ganar con una caída de 10% en el PBI, cuando vamos camino a los 100.000 muertos  por Covid y los oficialismos pierden en todo el mundo, ¿después quién los para?”, afirman desde el principal partido de la oposición.

La campaña electoral del Frente de Todos para cosechar votos tiene como ejes terminar con la pandemia y recuperar la economía, según precisan en la Casa Rosada.

La aspiración oficial es llegar a noviembre con el 75% de la población vacunada. De cumplirse la meta, en el momento de las elecciones se alcanzaría no sólo con un alto nivel de inmunización, sino que también se podría transmitir el deseado mensaje de la vuelta a la normalidad y la posibilidad de planificar vacaciones, entre muchos otros beneficios.

Pelea por los cargos electorales, vacunas y la negligencia que se queda en casa

En cuanto a la recuperación de la economía, en el Gobierno estiman que podrá volcar al mercado interno cerca de 1% del PBI -equivalente a unos 450.000 millones de pesos- en lo que resta del año, gracias al buen resultado fiscal logrado en la primera parte de 2021.

Una apuesta fuerte del gobierno es la construcción y al respecto se anticipa que será prorrogado el blanqueo de capitales con destino a esta actividad, un incentivo para la  construcción privada a lo que se sumará 1,7% del PBI para la obra pública. La perspectiva oficial es que el sector logre incorporar en el año unos 250.000 puestos de trabajo. Ademas, la construcción posibilita que vastos sectores informales mejoren sus ingresos.

Incentivos

Los mecanismos de financiamiento al consumo son otras de las medidas importantes que se barajan en esferas oficiales. En tal sentido, se estudia implementar un plan “Ahora 24”, es decir financiamiento mediante tarjeta de crédito con cuotas fijas. Se destinaría a incentivar a los servicios más afectados como, por ejemplo, turismo, restaurantes y hoteles. También para la adquisición de productos: calzado, textiles, insumos para la construcción, entre otros.

Una de las dudas que se plantea en el oficialismo es quién personalizará la comunicación de las buenas noticias económicas, en momentos en que ha caído la estrella del ministro de Economía, Martín Guzmán, según se dice en el Gobierno.

En los pasillos del poder se comenta que el kirchnerismo no le perdona al titular del Palacio de Hacienda que “haya salido a operar por los diarios” la renuncia del subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. Dicen en estos círculos que la salida del funcionario kirchnerista estaba acordada, pero que “el ministro se equivocó porque no supo respetar los tiempos de la política”.

Hasta ahora no se conoce que haya un vocero definido, pero en el mientras tanto hay voces que salen a defender la gestión oficial. Dicen que José Ignacio De Mendiguren, presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior y empresario rebelde de la Unión Industrial Argentina es uno de los que más preparado está para dar la batalla comunicacional. De hecho, ya se lo nota más activo en los medios defendiendo toda la batería de medidas que implementó el Gobierno por la pandemia. En sectores más afines a la vicepresidenta  cuestionan que el Ministro de la Producción, Matías Kulfas no comunique con el mismo énfasis.

Pero la apuesta más fuerte que tiene el oficialismo es Cristina Fernández de Kirchner. La vice presidenta se presentó el jueves en un acto donde se entregaban tablets para alumnos, un programa emblemático durante su gestión presidencial.

Cristina marcó una línea discursiva: si la economía no mejora será por los condicionamientos que nos impondrá el FMI derivados de la deuda que el país tomó por culpa de Mauricio Macri. Inteligente, la vicepresidenta sabe que será imposible recuperar para fin de año una economía de bienestar; entonces, su mensaje es conmigo vivieron bien, con Macri la pasaron muy mal, tan mal que su “daño” llega hasta nuestro gobierno y encima se sumó la pandemia.  

En buen romance para el oficialismo: si perdiste tu trabajo, comercio, si las ventas no repuntan, si estás endeudado, etcétera, etcétera, es responsabilidad de la oposición y del coronavirus.

Tweet de Axel Kicillof

El mensaje implícito es: nosotros (el Gobierno) hacemos todo lo posible para lograr estar mejor, pero somos víctimas de estos dos males (la pandemia y Macri). Para a continuación reafirmar que el “modelo kirchnerista” era el que viviste cuando Cristina y Néstor gobernaban, para así demostrar que saben gestionar a diferencia de Macri que destrozó al país. 

Sin cultura del consenso

En la vereda de enfrente, la oposición parece no estar atendiendo el mensaje a la gente. Están en un puja de egos por candidaturas más que en articular posiciones propositivas, según señalan los analistas. Y agregan, “desconocen la necesidad de dar respuestas a problemas reales como que hace una década que no se genera empleo privado o el futuro de las prestaciones médicas en el país”.

Peor aún, no parecen estar presentando una imagen muy constructiva a partir de las fuertes peleas internas por la obtención de cargos electivos. “Falta una cultura del consenso”, señaló a Data Clave un politólogo que recomendó a la oposición mirar la serie televisiva Borgen. Se trata de una ficción sobre el parlamento danés, un poder que se caracteriza en la realidad por su multipartidismo. Tanto es así que desde comienzos del siglo pasado no constituyó un gobierno con mayoría de escaños, circunstancia que obliga a un intenso ejercicio de negociación y alianzas.

La oposición, al menos hasta ahora, no logra unirse a pesar que más de uno sabe que un nuevo triunfo del kirchnerismo consolidaría su poder. Un aspecto a tener en cuenta es que, a diferencia de los restantes movimientos políticos, Cristina Fernández de Kirchner sí tiene en claro un proyecto político a largo plazo.

En el entorno más cercano de la vicepresidenta se señala que el gobernador bonaerense Axel Kicillof es en primera instancia su sucesor. Dicen que ya lo había evaluado como candidato a presidente para las elecciones de 2019 y prefirió preservarlo ante la necesidad de presentar una figura más moderada, Alberto Fernández, jugada que le permitió ganar las elecciones.

Recién después de Axel llegará el tiempo de su hijo, Máximo Kirchner, al que, según comentan, todavía le falta foguearse para aspirar a ocupar la función ejecutiva.

Desde ya que “la madre de todas las batallas” será en la provincia de Buenos Aires -donde se define la continuidad del kirchnerismo- y particularmente en el conurbano bonaerense. Un dato no menor, el cordón que rodea a la Capital representa sólo el 1% del territorio nacional pero concentra el 25% del padrón electoral.

De ahí que revistan importancia quienes encabecen las listas del Frente de Todos en territorio bonaerense. Los nombres todavía no están resueltos y se supone que la decisión final será tomada por Cristina. Parecen ir perdiendo fuerza María Fernanda Raverta (Directora de la ANSES) y Luana Volnovich (PAMI) por falta de conocimiento en el electorado, según muestran algunas mediciones.

Otro candidato es el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, con un apellido de tradición peronista que serviría para pelear en la provincia, aunque en la Casa Rosada se comenta que el presidente Alberto Fernández no se muestra muy dispuesto a desprenderse de uno de sus colaboradores más directos.

Otro de los cercanos al primer mandatario, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis también suena para encabezar las listas ya que se trata de un hombre con fluidos contactos con los intendentes bonaerenses, aunque en su entorno de comenta que preferiría continuar en sus actuales funciones.

Un caso particular es Sergio Berni, ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires. Las encuestas muestran que es el candidato que está en condiciones de disputar más votos en el segmento de los sectores que no son kirchneristas, a partir de su discurso a favor de mejorar la seguridad. Dicen que el gobernador Kicillof no querría perderlo entre sus colaboradores, pero debe tenerse en cuenta que anteriores derrotas del kirchnerismo en Buenos Aires se dieron por candidatos como Sergio Massa y Francisco De Narváez que precisamente hicieron eje de sus campañas en la cuestión de la seguridad.

Quienes están entusiasmados en la provincia de Buenos Aires son los radicales a partir de la adhesión que, dicen, está cosechando el candidato Facundo Manes. Tanto es así que algunos creen que el alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, podría retirar la candidatura de su vicejefe, Diego Santilli de la disputa por el territorio bonaerense.

Pelea por los cargos electorales, vacunas y la negligencia que se queda en casa

A esta altura, mientras en el Gobierno están convencidos que sacarán más del 40% de los votos en la provincia de Buenos Aires, otras mediciones no son tan optimistas. El oficialismo cosecharía cerca del 38% de los votos, según la última medición de la consultora Synposis.

De darse este resultado, el oficialismo mantendría la cantidad de bancas (o aumentaría levemente) en la Cámara de Diputados -se descuenta que retendrá la mayoría en el Senado- pero no le alcanzaría para lograr quorum propio, evalúa la consultora que dirige Lucas Romero. No obstante, el estudio advierte que estas proyecciones están sujetas a cómo evolucione la pandemia y al grado de recuperación de la economía.

La Argentina real

Mientras tanto, el país está siendo afectado por distintos episodios:

-La decisión del Gobierno de recortar drásticamente la cantidad de vuelos que vienen del exterior, para prevenir los contagios de nuevas cepas de Covid, dejó varados a miles de argentinos. Desde el sector hotelero no se entiende por qué no se permite el regreso estableciendo medidas de cuarentenas en las innumerables habitaciones vacías con que cuenta el país y, de paso, se da una mano a esta actividad. Argentina parece encaminarse hacia un mayor aislamiento del mundo.

-Distintas aerolíneas (New Zeland, Latam) dejaron de volar y otras están evaluando discontinuar sus vuelos, tal el caso de Alitalia, según se comenta en el sector. Algunos mal pensados creen que estas decisiones que afectan a las compañías aéreas tendrían el  apoyo de La Campora ya que dejaría más pasajeros a Aerolíneas Argentinas.  

-El Gobierno avanzó en el proyecto de volver al Estado el manejo de la hidrovía del río Paraná, por donde se canaliza el 75% de las exportaciones argentinas. Se dispuso una prórroga de un año hasta resolver la situación por las diferencias entre el presidente Alberto Fernández, opuesto a una estatización, y sectores del kirchnerismo que opinan lo contrario. Desde la oposición creen que este es un nuevo intento de sumar “cajas” al poder. 

-En el Gobierno avanza una iniciativa para que se vuelva a pagar este año un impuesto extraordinario a las grandes fortunas. Los argumentos que explicarían esta decisión es que la pandemia se prolongó y que hasta los países desarrollados están imponiendo impuestos para morigerar las desigualdades que provocó el Covid.

-El Ministerio de Trabajo debió llamar a conciliación obligatoria para frenar el paro del personal de la salud ante la falta de respuesta a los reclamos salariales. Paradójicamente, el sector patronal argumenta que está de acuerdo con subir los sueldos, pero explica que no está en condiciones de hacerlo porque el gobierno frena los aumentos a las prepagas, en lo que se considera un intento de debilitar al sector.

-Mientras tanto, un indicador de la agencia Bloomberg sobre cómo manejaron los países la pandemia ubica a la Argentina en el último puesto por su mal desempeño, en una muestra de 53 países.

-Habiendo pasado casi medio año, el Gobierno tuvo que rever su intransigencia respecto al obstáculo planteado en la ley de vacunas, particularmente con la palabra “negligencia”.

-Para no darle el triunfo a la oposición, el partido oficialista se negó a revisar la ley de Vacunas en el Parlamento. Entonces por Decreto de Necesidad Urgencia (DNU) estableció modificaciones a la ley lo que permitirá adquirir y recibir donaciones de vacunas de los laboratorios Pfizer, de Moderna y Janssen.

-El punto es que, según comentan en foros judiciales, el Estado puede eventualmente recibir demandas judiciales por justamente “negligencia” en la adquisición de vacunas que provocó la muerte de pacientes por Covid.

-Finalmente, los argentinos somos cada vez más pobres. Entre abril último e igual mes del año pasado, los ingresos reales (descontada la inflación) de los trabajadores registrados cayó 5,6%, los sueldos de los empleados públicos 9% y las jubilaciones y planes sociales 11,5%, según el INDEC.

-Los trabajadores asalariados formales tienen ingresos promedio de $51.000 y los que están en “negro” recibe en promedio unos $22.000. El organismo oficial también informó que el  50% de los argentinos tiene ingresos mensuales inferiores a $60.000.