La CELAC trajo discusiones a nivel interno y se notó la falta de sintonía interna que tiene el ejecutivo puertas adentro. Brasil, en particular su Presidente, se mostró con una posición de centro, mucho menos en sintonía con el kirchnerismo, y Sergio Massa aprovechó para mostrarse en esa tónica de centro.

De todas formas, el Ministro no sorprendió, finalmente el esperado acuerdo de una moneda común para el intercambio bilateral y regional no estuvo. Así, la presión sobre las reservas a nivel local vuelven a ser un tema de preocupación. La sequía equivale a restar alrededor de USD 7.000 millones para el año corriente (piso). En contrapartida, se espera un año menos exigente en materia de disponibilidad de divisas para la importación de energía, pero aún así nuestra proyección de PBI tuvo que ser corregida a la baja por el efecto de la menor liquidez.

La actividad en el mes de noviembre ya dio signos de agotamiento y si bien no esperamos una recesión profunda, tememos un escenario de leve caída en el PBI para este año impulsado por el ajuste fiscal, una menor demanda de inversión y un consumo privado al que se le contraponen dos fuerzas opuestas: la caída del salario real y la alta inflación que fomenta el desprendimiento de pesos.

La demanda de dinero sigue siendo baja y no hay motivos para esperar que aumente en el corto plazo. En el medio, una medida del BCRA tuvo que ser retrotraída parcialmente al darle la oportunidad a los FCI de colocar liquidez directo en la autoridad monetaria evitando la intermediación financiera con bancos. A cambio, los bancos podrán ahora tomar caución bursátil.

La excesiva liquidez se vuelve un problema desde que es una demanda potencial para el dólar libre que actualmente está al alza y creemos que difícilmente pueda retroceder. Parte de este aumento se verá reflejado en la inflación por el mayor costo de reposición que implica para importadores o directamente para quienes importan al dólar libre.

Esa aceleración de la inflación ya la registramos desde la medición de alta frecuencia que realizamos desde LCG. El cierre del 2022 había mostrado una inflación en desaceleración que se está revirtiendo en principios de este año y que nos hace pensar que nuevamente estaremos cerca de un 6% mensual para el mes de enero.

Ahora los desafíos para el gabinete económico se proyectan en tres frentes: lograr renovar los vencimientos de deuda local, amortiguar el impacto del menor ingreso de dólares y continuar con el ajuste fiscal en medio de un año electoral. La actividad y la inflación serán variables subsidiaria de los problemas que acarrean los frentes mencionados.