En los últimos días -el ojo entrenado del buen inversor- habrá notado que la parte media de la curva de bonos del tesoro norteamericano se encuentra invertida. En particular, el diferencial de rendimiento entre los bonos del Tesoro a 10 años y a 2 años se encuentra en terreno negativo. Este valor -que se utiliza comúnmente en el mercado como el principal indicador de la inclinación de la curva de rendimiento- ha sido un indicador fiable, aunque temprano, de recesiones económicas.

Este fenómeno ha anticipado sin fallas las últimas nueve contracciones económicas de la gran potencia mundial desde 1956. Entonces, ¿es momento de entrar en pánico? De ninguna manera. 

En primer lugar, el lapso promedio de tiempo que transcurre desde la señal hasta la llegada de la contracción económica es de 14 meses. De hecho, también en promedio, el muy representativo índice S&P 500 subió 12% en el primer año después de la inversión. Si bien las proyecciones en tiempo real de la Reserva Federal apuntan a un crecimiento económico modesto del 0.8% anualizado, han mejorado desde la contracción prevista a fines de febrero.     

¿Qué nos está diciendo el mercado de bonos? Este segmento del mercado, dominado por profesionales sofisticados, espera que la Reserva Federal suba fuertemente las tasas para controlar (con éxito) el brote inflacionario actual para luego reducirlas en el largo plazo. En realidad, podría argumentarse que no existe una relación de causalidad entre inversión de curva y recesión, sino que ambos comparten un mismo denominador común: un rápido ajuste de política monetaria.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, intentó recientemente  relativizar la importancia del clásico indicador al señalar que “hay una buena investigación realizada por el personal del sistema de la Reserva Federal que recalca la importancia de los primeros 18 meses de la curva de rendimiento. Eso es realmente lo que tiene el 100% del poder explicativo de la curva. Eso tiene sentido porque -si está invertido- significa que la Fed va a recortar, lo que implica que la economía está débil”. Por supuesto tampoco faltan analistas que señalan que “esta vez es diferente” apelando a los argumentos más variados que van desde el efecto de la pandemia y la expansión de la hoja de balance de la Reserva Federal, hasta tendencias demográficas de larguísimo plazo y un mayor grado de concentración de la riqueza.

Por lo pronto, como primer paso en el largo camino de normalización, las posibilidades implícitas de una suba de 50 puntos básicos el próximo mes se acercan al 80% al momento de cerrar estas líneas. Si bien la inversión de la curva de bonos del tesoro es una importante señal de alerta de alta fiabilidad, sus efectos a nivel mercado no resultan inmediatos. Es por eso que, sugerimos cautela a la hora de seleccionar activos en mercados internacionales privilegiando sectores defensivos, valuaciones razonables y negocios maduros y rentables.