No es la primera vez que mencionan esto. Creen que los que tenemos que hacer algo somos nosotros, es decir, la gente, los que no somos funcionarios del gobierno. La solución está en nuestras manos. Es un problema de “acción colectiva”, algo que tenemos que coordinar entre todos para que se produzca. Es algo más que trabajar, producir, pagar impuestos, cumplir con las normas y regulaciones que el gobierno nos impone. Si después de todo eso nos sobra algo, tenemos que mantenerlo en pesos. Pero tenemos que hacerlo todos para que funcione.

En palabras de la Vice Jefa de Gabinete, Cecilia Todesca: “Nosotros no creemos que una persona que compra dólares no quiere a su Patria, no es ése el problema. El problema es que, si los argentinos no recomponemos la soberanía de nuestra moneda, la macroeconomía argentina se torna inviable.”

Bien, por suerte ya no somos cipayos. Ni nosotros, ni los funcionarios del mismo gobierno que tienen sus ahorros en dólares; ni los que recibían los bolsos que un distraído chofer anotaba en sus cuadernos. Pero lo que nos están diciendo es algo así: “miren muchachxs, si ustedes no demandan pesos se nos complica seguir emitiendo y como no vamos a ajustar el gasto público, ni vamos a reducir el costo de la política, y ya no sabemos qué otro nuevo impuesto poner, tienen que aceptar estos billetes y guardar sus ahorros en pesos. Y para que funcione tenemos que hacerlo todos a la vez".

Interesante, es como un llamado a que un impuesto traicione su naturaleza y se vuelva en una contribución voluntaria. Porque nos están pidiendo que aportemos el impuesto inflacionario vía una demanda voluntaria de moneda local. Bueno, voluntaria hasta ahí nomás, porque nos pusieron el cepo para que no podamos aprovechar el dólar puré, o para pagar las deudas que tomamos al tipo de cambio que el mismo gobierno estableció. Pero el llamado parece apelar a nuestra conciencia cívica, algo así como: “Vamos, contribuyan, quédense en pesos así podemos cobrarles este impuesto”.

No obstante, si estos funcionarios recuerdan alguna de sus clases de finanzas públicas, recordarán que ese llamado a la conciencia “patriótica” en relación al peso, tiene las características de un bien público, sobre el cual todos tendremos el incentivo a ser “free riders”. En términos más mundanos: “Todo bien, pero que contribuyan los otros (y en primer lugar los funcionarios), yo mantengo mis ahorros en dólares”. Es raro entonces que pasen clase tras clase hablando de las fallas de mercado en la provisión de bienes públicos y luego pretendan que se produzca un bien público (la demanda patriótica de dinero local) en forma voluntaria.  

Así que, gracias por el consejo, pero cuando lo digan, háganlo frente al espejo. Dame una institucionalidad monetaria creíble y te responderé, tal vez, con una mayor demanda de pesos. Digo tal vez porque los descalabros macroeconómicos han sido tantos y por tanto tiempo que no será fácil convencer a nadie de que la economía recorre un camino viable. En la actual “institucionalidad monetaria” lo que tenemos es un Banco Central que en cuanto se produzca forzosamente una demanda de pesos nos inundará con esos papelitos. Con absoluta discrecionalidad puede decidir si se han de cumplir los contratos entre particulares que refieren a préstamos y deudas, rompiendo las reglas de juego de cuando esos préstamos se tomaron.

El ministro de Economía ha dicho que “cada empresa hace lo más barato: tener financiamiento en pesos y comprar dólares al tipo de cambio oficial. El problema es que, si todos hacen lo mismo, no se puede: el país se queda sin reservas y termina habiendo un salto cambiario mayor”. Es decir, primero creo tal cosa como un “tipo de cambio oficial” y luego me quejo de que lo aprovechen.  ¡Ofrezco dólares baratos y veo que hay quienes los compran! Otra vez problemas de acción colectiva para quienes son expertos en detectar fallas de mercado, “fallas” que ellos mismos han creado.

La cosa, entonces, parece ser exactamente al revés. No es que nosotros tenemos que recomponer la soberanía (demanda) de nuestra moneda para que la economía sea viable, sino que es necesario que recibamos señales de que la economía (y en particular las cuentas fiscales que ellos manejan) sea viable, para que nosotros recompongamos la soberanía (la demanda) de nuestra moneda.