Tan sólo 48 horas después que el ministro Guzmán afirmase que no se iba a incrementar el cepo, el BCRA anuncia un fuerte endurecimiento del mismo. La señal no puede ser más inoportuna. Cerrado el canje de deuda, ¿al gobierno a dejado de importarle lo que piense Guzmán? ¿O es esto un síntoma de que el gobierno ha perdido la brújula en materia económica cayendo un comportamiento errático, donde se aplican parches sobre parches? ¿Si el canje de deuda fue tan exitoso como sostiene el gobierno, a que se debe la necesidad de recurrir a un endurecimiento del cepo cambiario?

El problema de la pérdida de reservas se da por una demanda mayor a la entrada de dólares. En resumen, el dólar es barato (peso apreciado o tipo de cambio atrasado). Una manera de cortar la pérdida de reservas es encarecer los dólares (devaluación). Otra manera sería, en principio, con un cepo. En lugar de encarecer los dólares, se limita el acceso a los mismos. En la práctica, sin embargo, el cepo no soluciona la pérdida de reservas a la par que agrega otros dos problemas.

La imposición de un cepo (1) crea un mercado negro de cambios con un tipo de cambio superior al de equilibrio y (2) genera incentivos a un uso político de las escasas reservas. No hace falta ir muy atrás en el tiempo para ver los efectos del primer punto. El cepo durante la anterior gestión K terminó en una pérdida de reservas en torno a los 16.400 millones de dólares. El problema es conocido, un cepo limita la entrada más que la salida de dólares. Sobre el segundo punto, la anterior gestión K ha dado acabadas muestras de cómo llevar adelante un uso político de las reservas. Dar permisos para la compra de dólares a amigos del poder o a cambios de favores políticos era motivación central en la Secretaría de Comercio de Guillermo Moreno. La agenda política le gana a la racionalidad económica. El cepo afecta de manera negativa a la economía no sólo por lo ineficiente de la medida, sino porque es una reconfirmación de que el gobierno ha perdido toda racionalidad económica. La creciente lista de países que dejan el país es evidencia suficiente de lo errado que está el gobierno en materia económica.

La falta de credibilidad del gobierno deviene en un serio problema cambiario. Hay varios motivos por los cuales el gobierno no es creíble. Por ejemplo, la experiencia de su anterior gestión. O que el presidente haya sido elegido como candidato por la vicepresidente. O las incontables contradicciones de Alberto Fernández en prácticamente cualquier temática. O que luego de duras críticas al kirchnerismo de Massa y Alberto Fernández hoy sean importantes representantes de un gobierno K. Para decirlo de manera sencilla, la palabra del gobierno no vale nada.

La falta de confianza lleva a que empresas y familias dejen de lado planes de largo plazo. La cancelación de estos planes hace que sea necesario encontrar una manera de preservas el valor de esos fondos en el tiempo de alguna amanera. Dado que ahorrar en pesos no tiene sentido, se recurre al dólar. ¿Acaso los funcionarios públicos no ahorran en dólares también? La falta de credibilidad deviene en un problema de pérdida de reservas o cambiario (devaluaciones). Las crisis políticas devienen en crisis cambiarias que, a su vez, profundizan la crisis política. El endurecimiento del cepo lejos de solucionar el problema patea el mismo para adelante. Lamentablemente, patear los problemas económicos para adelante parece ser el deporte de la política argentina.

El dólar es moneda de reserva internacional. Esto quiere decir que, a nivel mundial, abundan dólares. Que falten dólares en el mercado de cambios de Argentina habla de problemas propios del país. La famosa restricción externa es un problema de origen doméstico, no es una restricción impuesta a Argentina por parte del resto del mundo. De manera similar, el endurecimiento del cepo no se debe ni a factores externos ni al Covid-19, se debe al propio desmanejo de la política económica y cambiaria del gobierno. La ironía del actual gobierno es que su insistencia en la heterodoxia económica no hace más que confirmar la ortodoxia económica. El problema es que aprender de sus propios errores no parece ser un rasgo distintivo del kirchnerismo.


*Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA.