Como tantas otras veces durante su mandato, la crisis que se generó en Rosario tras el ataque a tiros a un supermercado de la familia política de Messi, sorprendió al gobierno de Alberto Fernández con la guardia baja.

Del “ha ganado el narco”, de Aníbal Fernández, ministro de Seguridad de la Nación que arrancó opinando sobre ese hecho como si fuera un panelista televisivo, al “algo habrá que hacer”, del Presidente, el Ejecutivo se tomó casi una semana para reaccionar.

En primer término, he dispuesto el refuerzo de las Fuerzas Federales hasta alcanzar en esta etapa los 1400 efectivos disponibles para la ciudad de Rosario. El ministro Aníbal Fernández estará mañana en la ciudad poniendo en operaciones este refuerzo”, anunció el Presidente este mediodía en un discurso grabado.

Es evidente que el envío de efectivos de las fuerzas de seguridad es una primera medida correcta para saturar las calles y establecer una suerte de competencia con la policía provincial, que se ha visto involucrada en muchos casos de corrupción y sobornos de los narcos.

“En segundo lugar, he decidido que el Ejercito Argentino, a través de su Compañía de Ingenieros, participe en la urbanización de barrios populares, acelerando tareas pendientes de ejecución. Son las Fuerzas Armadas de nuestra democracia”, agregó.

“Del modo ejemplar como actuaron en la pandemia y en los incendios, lo harán ahora con la misma honestidad, destreza y convicción, en socorro de una ciudadanía que las necesita. Se trata de tareas subsidiarias contempladas en la Ley de Defensa Nacional”, explicó.

Fue, de algún modo, una respuesta a Patricia Bullrich, quien propuso el uso de las Fuerzas Armadas para combatir el narcotráfico. Una propuesta que no tiene ningún asidero. Hasta el mismo Horacio Rodríguez Larreta recordó esta mañana que los militares no están preparados para realizar tareas policiales. Además, la ley no se lo permite.

La participación de soldados profesionales en la construcción de calles, el cavado de zanjas o levantado viviendas en las zonas más pobres de la ciudad pueden tener además un efecto disuasor sobre los “soldados de los narcos” por su mera presencia. Se verá.

De esta forma, cuando transita el final de su mandato, Alberto Fernández, tendrá 50 años más tarde su propio Operativo Dorrego, como se denominó al despliegue de 4000 soldados entre febrero y junio de 1973 en la provincia de Buenos Aires, afectada por inundaciones.

Los soldados trabajaron en la reconstrucción de caminos, escuelas, edificios públicos luego de que las devastadoras lluvias provocaron un desastre agropecuario que obligó, por ejemplo, a derivar miles de cabezas de ganado a la provincia de La Pampa.

En aquel operativo participaron además 800 militantes de la Juventud Peronista. Habrá que ver si ahora se reedita el tema de igual forma y se convoca a los militantes de La Cámpora para que trabajen codo a codo con los soldados que se enviarán a Rosario.