A lo largo de su historia, las PASO no terminaron de definir candidaturas a nivel nacional o provincial. Son muy pocos los ejemplos en los que, en lo concreto, se llevó a cabo una elección real. La más recordada, sin dudas, fue la que llevaron adelante Aníbal Fernández y Julián Domínguez para dirimir quien sería en aspirante a gobernador del Frente para la Victoria en 2015 en provincia de Buenos Aires. Claro, lo que siguió fue más complejo aún. El fuego amigo, el crecimiento de María Eugenia Vidal y el empuje bonaerense para que Mauricio Macri se convierta en presidente.

Por el contrario, el resto de las primarias de peso fueron utilizadas para generar el músculo necesario que provoca el debate previo para, de esa forma, elevar las aspiraciones del verdadero candidato principal.

Los casos, también en 2015, de Sergio Massa y José De la Sota como candidatos a presidente del peronismo disidente y, en la misma categoría, la puja interna de Macri y Ernesto Sanz son claros ejemplos de la utilización de las PASO para ganar presencia y participación.

En la misma línea, lo sucedido entre Diego Santilli y Facundo Manes en la puja por ser el primer representante bonaerense de Juntos para la Cámara baja del Congreso de la Nación también dejó en evidencia una forma de ganar impacto más que definir una elección que, en la previa, ya está resuelta.

Con estos antecedentes, un sector del Frente de Todos comenzó a visualizar la idea de que sin la realización de las PASO, la oposición podría no generar los consensos necesarios para llevar adelante un candidato propio e inició el operativo para instalar la derogación de las primarias como una necesidad producto del gasto que le provoca al Estado.

La estrategia es clara. Y sin PASO, no hay paraíso. Sin embargo, no todos comparten la táctica. "No sé quién nos hizo creer que eliminar las primarias nos va a dar una ventaja electoral. O sea, quiénes son los cráneos que hacen esa lectura", le dice a Data Clave un dirigente bonaerense del Frente de Todos. 

Las diferencias existen. La Cámpora ya se manifestó a favor de eliminarlas. El Evita, en contra. El Frente Renovador, por la positiva. Varios gobernadores, también. Pero pese a que no se celebra como una victoria ya son varios los dirigentes que empezar a dar cuenta de que la estrategia ya estaría generando sus primeros resultados.

El reposicionamiento de Manes es una de las señales, según indican desde adentro. "En Juntos saben que si no hay PASO les va a costar mucho poder tomar una decisión sobre quién encabezará en Nación, en las provincias y en los municipios. Y es por eso que, donde no son gobierno, empiezan a notarse los roces con mayor fuerza. Si no hacen ruido, no ganan lugar", le dice a este medio un intendente bonaerense del Frente de Todos.

El radicalismo, por caso, hoy no cuenta con una compulsa tan aceitada como la del PRO y sabe que corre con desventaja. Es por eso que el comunicado y el contracomunicado de ayer entre el comité Nacional y el Provincia de la UCR fue tomado en un sector del Frente de Todos como uno de los primeros impactos de lo que podría generar la eliminación de las PASO.

Pero tampoco fue el único. La salida de la diputada bonaerense Constanza Moragues del bloque de Avanza Libertad, comandado por José Luis Espert, para crear un monobloque bajo la línea de Javier Milei, también fue consecuencia de la probable derogación de las primarias. Incluso los legisladores de la bancada estaban esperando la resolución nacional sobre este tema como para tomar una decisión interna. Pero la legisladora actuó por su cuenta y avanzó.

Claro, lo que el Frente de Todos también sabe es que, sobre todo a nivel municipal, la eliminación de las PASO también podría provocar fracturas que, desde adentro, esperan que no sean expuestas.