¿Quién es el sacerdote condenado por abuso sexual y que el Vaticano apartó por orden del Papa?
Francisco decidió expulsar del estado clerical al sacerdote Justo Ilarraz, condenado en 2018 a 25 años de prisión por abuso de menores en un seminario de Entre Ríos. El caso aún aguarda resolución en la Corte Suprema.
El Papa Francisco oficializó la expulsión del estado clerical de Justo José Ilarraz, el cura argentino que había sido condenado a 25 años de prisión en 2018 por el abuso de al menos siete seminaristas menores de edad en Entre Ríos. La decisión fue comunicada por el Obispado de la Santísima Concepción de Tucumán, tras un proceso administrativo penal iniciado en el Tribunal Interdiocesano Bonaerense y elevado al Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Vaticano.
La resolución se enmarca en el artículo 6 del Sacramentorum Sanctitatis Tutela, que regula los delitos cometidos contra menores por parte de clérigos. Según este artículo, se considera crimen toda acción de abuso sexual contra menores de 18 años o personas con uso imperfecto de la razón.
Ilarraz, de 65 años, cumple actualmente prisión domiciliaria en Paraná, Entre Ríos, con monitoreo electrónico, mientras espera que la Corte Suprema se pronuncie sobre un recurso presentado por su defensa. En el juicio, la Sala Segunda de la Cámara Primera en lo Criminal lo encontró culpable de los delitos de promoción a la corrupción de menores agravada y abuso deshonesto agravado.
El caso estalló en 2012, cuando se conocieron múltiples denuncias de abuso en el Seminario Mayor de Paraná, donde Ilarraz se desempeñaba como prefecto de disciplina y guía espiritual entre 1984 y 1992. Según la investigación, los menores tenían entre 12 y 14 años cuando comenzaron los ataques. Las víctimas denunciaron haber sido sometidas a abuso psicológico y físico mientras estaban bajo la tutela del sacerdote.
En su defensa, Ilarraz negó todas las acusaciones y argumentó que las denuncias respondían a una "conspiración" para perjudicarlo. Sin embargo, las pruebas y testimonios lo incriminaron, y la Iglesia ya había decidido suspenderlo de sus funciones en 2012. Antes de ser trasladado a Tucumán, pasó un año en Roma, autorizado por el entonces arzobispo de Paraná, Estanislao Esteban Karlic.
Este escándalo resonó a nivel internacional, incluso siendo mencionado en el filme Spotlight, ganador del Oscar en 2015, que aborda casos de abuso sexual en la Iglesia Católica.
En el comunicado emitido por la diócesis de Concepción, se reiteró el compromiso con la "búsqueda de la verdad y la justicia" y se destacó el acompañamiento a las víctimas: "Condenamos toda clase de abuso y seguimos rezando por quienes han sufrido estas injusticias."
La decisión del Vaticano no sólo confirma la separación definitiva de Ilarraz del estado clerical, sino que refuerza la postura del actual pontificado frente a los delitos de abuso sexual dentro de la Iglesia. En este contexto, el Papa ha impulsado medidas más estrictas y procedimientos más rápidos para procesar casos similares.
El caso Ilarraz no es un hecho aislado. Según el informe del Centro de Investigación Pew, el manejo de denuncias de abuso por parte del clero sigue siendo un tema crítico para la Iglesia Católica, especialmente en países de América Latina como Argentina, donde la confianza en la institución se ha visto erosionada por años de encubrimientos.