“Si bien fue Fernando Sabag Montiel quien utilizó el arma de fuego contra la víctima, lo cierto es que Brenda Uliarte también tuvo activa participación en la ejecución del hecho, en el cual estaba presente a escasos metros de lo ocurrido, brindando el apoyo logístico y moral para su realización”. Hace 15 días, la jueza María Eugenia Capuchetti firmó el procesamiento de los dos primeros involucrados en la causa por el intento de asesinato contra Cristina Fernández de Kirchner.

Ese primer procesamiento, que ya ha quedado firme debido a que las defensas decidieron no apelarlo, es el documento que traza el camino principal de la causa. “Actuaron con el dolo homicida, siendo que aquel designio quedó en evidencia también en los mensajes que intercambiaron previo al hecho donde expresamente hicieron referencia a la voluntad de matar a Cristina Fernández de Kirchner”, dice la resolución de la jueza Capuchetti.

Justamente los mensajes son la clave, el hilo conductor de las responsabilidades que por ahora han llegado de Sabag Montiel y Uliarte a Agustina Díaz y Gabriel Carrizo. La jueza Capuchetti los consideró a estos dos últimos como partícipes de la trama delictiva, lo que a primera vista los deja un escalón más abajo en las responsabilidades y con una pena en expectativa ostensiblemente menos.

Carrizo no es señalado por ser el jefe del emprendimiento de copitos sino por el tono de los mensajes que intercambió al respecto del atentado a la vicepresidenta, con la supuesta entrega de un arma calibre .22 y el manejo de un grupo de 90 personas que estaban “dispuestos a todo”. La defensa trató de desmentir todo: aseguró que fueron simples bromas que el joven le hacía a amigos y familiares. El abogado Gastón Marano -el mismo que patrocinó a Mavys Álvarez, la denunciante de Diego Armando Maradona- busca la nulidad de todo lo que se consiguió a partir de la apertura del teléfono de Carrizo. Por ahora, su estrategia no ha tenido demasiado éxito.

En el procesamiento dictado el viernes, el rol de Carrizo se fortalece a través de esos intercambios de mensajes donde habla sobre el intento de homicidio con Brenda. “Estamos todos juntos. A la mierda esa cristina”, le dijo a la joven cuando ella le contó cómo había sido la secuencia donde Sabag Montiel disparó.

Díaz está fuera del esquema “copito”: los diálogos que la comprometen van por el lado Uliarte. “Che, pero que onda que falló el tiro?. No practicó antes o le falló la adrenalina del momento?”, dice uno de los mensajes que Agustina le mandó a Brenda.

A pesar del análisis de las conversaciones y de los distintos datos conseguidos, aún no hay elementos contundentes sobre las vinculaciones de Uliarte con “Revolución Federal”, el grupo del que participaba la joven y que protagonizó varias marchas violentas este año. De allí se desprende que la jueza Capuchetti haya rechazado la denuncia que se hizo sobre los diálogos en Twitter Spaces de varios de sus miembros donde se amenazaba con atentar contras distintos políticos.

Ese expediente está en secreto de sumario en el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi, con el objetivo de determinar el financiamiento de la agrupación. Si se descubriera un detalle que vinculara sus actos con lo sucedido con Cristina, la causa podría anexarse a la investigación por el atentado. ¿Qué podría ser? Que sea la cabeza de Revolución Federal la que ideó el plan de matar a la actual vicepresidenta.

Por lo pronto, quién empuja para que se explore el universo del financiamiento y de los vínculos de los involucrados es la querella de Cristina. “Nadie puede pensar que esa banda planificó o ideó la autoría intelectual de lo que me hicieron", dijo la vicepresidenta cuando expuso en la causa “Vialidad”. La actividad de sus abogados ha sido clara: pedidos de allanamientos, secuestros de celulares, citaciones como imputados de personas mencionadas en los diálogos. La presunción es que había detrás de los nombres que ahora se conocen una estructura mucho más grande de lo que se cree. 

Siempre la autoría intelectual es compleja de establecer: tienen que existir mensajes, órdenes, indicios de que existiera un plan por fuera de las acciones directas de Sabag Montiel y Uliarte. ¿Sobrevivían únicamente a través de esa venta de copitos? ¿Llegaba dinero desde otra parte? ¿Se puede conseguir más información del análisis de los teléfonos que aún no ha terminado?