La condena a Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad dejó un sin fin de repercusiones internas. Pero, sin dudas, el golpe más duro para la dirigencia política (y también para la militancia) se dio en el mismísimo momento en el que la vicepresidenta aseguró que no se presentará en 2023

El 10 de diciembre del 2023 no voy a tener más fueros, así van a poder dar la orden de que me metan presa. Sí, presa, pero nunca una mascota. No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora, mi nombre no va a estar en ninguna boleta”, sostuvo la expresidenta este martes durante su alocución.

No se trató de un mazazo. Hacia adentro ya sabían que CFK no tenía intención de presentarse a ninguna contienda electoral, pero la confirmación pública del hecho dejó a la vista mucho más de lo que en el interior del Frente de Todos esperaban.

Los referentes bonaerenses ya se habían enterado de cuál sería la decisión de Cristina tras el acto del Día del Militante en La Plata. Fue allí donde sin que ella lo mencione, los presentes hicieron su propio análisis. Fue el propio jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, quien días después inició una cadena de mensajes en favor del ministro de Economía, Sergio Massa. Lo siguieron varios intendentes más. ¿El objetivo? Comenzar a ver cuál era el impacto interno de la fórmula del funcionario nacional en binomio con Axel Kicillof como candidato a la reelección.

Con su determinación, la expresidenta despejó muchas dudas pero abrió un gran sigo de pregunta  hacia el futuro del Frente de Todos. “Tendrá que ser Massa. Ya no estamos en condiciones de salir a plantar un candidato”, le dijo a este medio un dirigente de alto peso en la Provincia. Eso sí, según la misma fuente aclara, mientrasmás rápido se despegue del presidente Alberto Fernández, en referencia a quien hoy el kirchnerismo no solo cuestiona en su gobernabilidad sino que también ya comienzan a analizar su rol poscondena.

La bronca es grande. Y más allá de que descartan de plano la figura del actual primer mandatario, hacia adentro tienen en claro que hoy la única opción de mantener al movimiento unido es a través de la figura de Massa. El mismo dirigente al que, en otro momento también tildaron de “traidor”. Se sabe, la política tiene sus vueltas. Eso sí, hoy la pisada fuerte la tiene el PJ bonaerense. Y allí comanda Máximo Kirchner. Por lo que no todo está dicho.

Con inflación, no hay Massa, De Pedro, Kicillof ni alguno de Gran Hermano”, le dice en tono risueño un intendente del Conurbano a este medio. “Duele que Cristina haya quedado expuesta de esta manera, pero también duele que la gente no le alcance. Y con este cuadro de situación no podemos poner a nadie arriba porque lo quemamos”, sentencia.

El golpe en Buenos Aires es fuerte. Los intendentes tenían la ilusión de contar con quien más arrastre les da en su boleta. “Sin Cristina, nosotros somos los que traccionamos los votos. Con ella y Néstor era al revés. Ellos nos daban los votos a nosotros”, agrega la misma fuente.

Con inflación, inseguridad y sin Cristina en la boleta, los jefes comunales sienten que la situación se pone más compleja de lo que habían imaginado. Y, para colmo, no ven alternativas. Sucede que Kicillof recién pudo conseguir el apoyo de buena parte de los jefes del Conurbano hace poco en el camino a su reelección y sienten que no cuenta con el apoyo nacional de los gobernadores que buscan por todos los medios pensar en la posibilidad de un candidato federal.

Sin dudas, la otra opción en el tintero es la del ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ De Pedro. Pero en los hechos, el apoyo solo se da desde el sector más duro del kirchnerismo.

Con este marco, los jefes comunales saben que deberán dar la batalla desde abajo para poder generar un futuro a su favor.