El 25 de diciembre fue noticia las fiestas clandestinas desactivadas y los positivos en controles de alcoholemia. También fue noticia porque ese día el reporte vespertino del Ministerio de Salud informó 10.689 nuevos casos de Covid-19. El martes 29 fueron 11.650 los casos notificados y el miércoles 11.765. El crecimiento en la tasa de contagios en el AMBA es un hecho que preocupa a las distintas administraciones que ya analizan posibles medidas. 

Ayer hubo una cumbre de urgencia entre el presidente Alberto Fernández, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, para definir los próximos pasos ante este nuevo escenario, en las vísperas de año nuevo y de la expectativa por el turismo interno de enero. 

En ese encuentro los mandatarios coincidieron en que se debe insistir en el llamado a la población para que se “extremen cuidados” y apelando a la “responsabilidad de todos y todas”. Y no descartaron en tomar medidas drásticas si la curva continúa en ascenso.

Lo cierto es que, más allá de lo que pueda ocurrir en las semanas venideras, en casi todo el territorio Argentino rige el distanciamiento social, las reuniones sociales están permitidas (con número limitado) y las fronteras están parcialmente abiertas. Distinto a lo que ocurre, por caso, en Chile, que en los días de fiestas rige un toque de queda o en Uruguay, que agravó las políticas contra el coronavirus y limitó los encuentros, cerró todas las fronteras, y limitó también los horarios en locales gastronómicos, entre otras medidas.

En ese sentido, en el Gobierno coinciden en que el aumento en los casos que se ha visto en las últimas semanas se debe a un aflojamiento en los cuidados por parte de la población. Por eso crece la preocupación en los primeros días de la temporada de verano, aún en las vísperas de una fiesta, con la campaña de vacunación recién en su primera etapa, y con la amenaza de un rebrote reforzado por la nueva cepa que ya ataca a varios países de Europa y el mundo.