El Papa Francisco participó este sábado de manera virtual en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares donde personas de todo el mundo comparten sus experiencias sobre las luchas realizadas durante la pandemia de la COVID-19. 

Entre los participantes se encuentran cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas, trabajadores de oficios populares, trabajadores cristianos de diversos oficios y profesiones, trabajadores de barrios y villas.

Para el representante de la Santa Sede "en el siglo XIX los obreros trabajaban doce, catorce, dieciséis horas por día. Cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían. Entonces, insisto, trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral que es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia".

"Considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen", defendió el Papa.

A través de un videomensaje dado a conocer este sábado, el pontífice pidió la implementación de "un ingreso básico, el IBU, o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida".

"Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente, para la clase media".

Francisco entendió que para luchar contra el hambre se debe "superar lógica de mercado, centrada ávidamente en el mero beneficio económico y en la reducción de los alimentos a una mercancía más".

”Actualmente asistimos a una auténtica paradoja en cuanto al acceso a los alimentos: por un lado, más de 3.000 millones de personas no tienen acceso a una dieta nutritiva mientras que, por otro lado, casi 2.000 millones padecen sobrepeso u obesidad”, detalló.

“La lucha contra el hambre exige superar la fría lógica del mercado, centrada ávidamente en el mero beneficio económico y en la reducción de los alimentos a una mercancía más, y afianzar la lógica de la solidaridad”, expresó Francisco y agregó que la pandemia puede dar “la oportunidad de cambiar el rumbo e invertir en un sistema alimentario mundial que pueda hacer frente con sensatez y responsabilidad a futuras crisis”.

A lo largo de su discurso, el Papa dio además una lista de pedidos de cara a la salida mundial de la pandemia de coronavirus. Así, reclamó "en nombre de Dios a los grandes laboratorios que liberen las patentes" farmacéuticas.

"Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados", añadió.

"Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar Ias necesidades básicas de su gente" y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos", sostuvo.