"Estoy raro", le dice Willy Kohan a su interlocutor. "Por un lado, el terreno financiero está tranquilo, pero por el otro lado, la época me obliga a realizar balances, y el balance del primer año de Gobierno es pésimo", dice sin titubeos el gurú económico, mientras reemplaza el café por un jugo de naranja en sintonía con el clima que ya se siente en las calles y plazas porteñas. 

Los motivos de la pax cambiaria, los intentos del Gobierno de modificar las reglas electorales, y las razones del aplazo al primer año de Gobierno de Alberto Fernández, según el periodista y analista económico que mejor conoce los pasillos de la city del microcentro y los secretos del círculo rojo.

-Willy, ¿cómo llegamos a fin de año? ¿Cómo llega nuestra economía, nuestra moneda?

Willy Kohan: Parecería que empezó diciembre muy tranquilo en el terreno financiero, sobre todo en el terreno cambiario. De alguna forma se confirman las expectativas y observaciones de la mayoría de los especialistas por la demanda de pesos. El Gobierno intervino fuerte en noviembre en un contexto internacional favorable. La recuperación del real y otros factores fueron muy importantes para la estabilidad del dólar. Hay que ver si diciembre tendrá la misma tónica de un dólar débil, materias primas para arriba y mercados emergentes recibiendo buen flujo de los mercados más tradicionales. Diciembre puede llegar a ser el último mes también del ATP para las empresas y el IFE para los más castigados. Veremos cómo harán las empresas para mantener al personal si no reciben asistencia para pagar parte de los sueldos, más si en algunos casos hay empleados que todavía no volvieron a trabajar y hay poca recaudación.


-¿Qué pasó entre el blue a casi $200 y esta tranquilidad financiera que mencionas, Willi?

W.K: La euforia de la vacuna, Biden y el dólar débil contribuyeron a la estabilidad. El Gobierno también intervino directamente a partir de la venta del dólar futuro y de la venta de bonos en dólares, y de la intervención en el mercado de pesos subiendo la tasa de interés. Se aceleró a su vez la devaluación del dólar oficial, que se está devaluando a un ritmo de un 4% mensual. Los últimos días vimos el dólar MEP o CCL más baratos que el dólar ahorro, es un fenómeno que dependerá de qué capacidad tenga el Gobierno para emitir menos, más allá del relato de si hay o no ajuste, y lo mismo al acuerdo con el FMI. También otro tema es que se está acentuando el cepo para las importaciones que tienen un impacto en la economía real, y lo mismo la importación de insumos para la producción. Esto genera más recesión e inflación por los problemas de abastecimiento. En el marco de esta brecha cambiaria, sigue perdiendo reservas por el lado del comercio exterior.

-Ahora te llevo a la política, donde todo parece estar menos tranquilo. ¿Qué hay detrás del intento por suspender las PASO?

W.K: Es difícil saber hoy si habrá PASO o no en 2021. Si estuviera obligado a tomar una decisión en este momento, me da la sensación que no se darán, porque al Gobierno a priori parecería no convenirle, porque se arriesga a ir a una elección en agosto, donde la economía podría estar golpeada. También está el síndrome Macri, donde perdió las elecciones desde ese momento. De perder las elecciones, obviamente que habría un desmadre económico mayor aún por la incertidumbre político. Lógicamente que hay cuestiones secundarias, como si Máximo (Kirchner) quiere disputarle territorio o no a los intendentes bonaerenses, pero antes hay que resolver si los intendentes serán reelectos a partir de la ley Vidal-Massa. Eso es más importante que las PASO en el terreno de los espacios de La Cámpora. Entre los gobernadores, desde peronistas a de Juntos por el Cambio, prefieren que no se den, porque este sistema le facilita el armado a la oposición. Así como el kirchnerismo puso las PASO en beneficio propio, ahora van a optar por el mismo camino: elegir lo que les conviene. Además está el argumento sanitario y económico. Desde mi punto de vista me parece un pésimo sistema, porque no es como en todas las partes del mundo, y está hecha para que se divida la oposición. Es una argentineada espectacular, nunca antes vista. Si pierdo no puedo estar ni en la fórmula, y por eso armo un partido por afuera.

-Willy, entramos en la tónica de los balances. ¿Cómo fue el primer año de gestión de Alberto Fernández?

W.K: El balance del primer año de Fernández es muy malo, un desastre y aplazó en todas las materias. La responsabilidad no es única, también es de su compañera de fórmula y de lo que dejó el ex presidente Macri a través del déficit, el gasto público y el endeudamiento. Es una gestión para agarrarse la cabeza, incluso desde la gestión sanitaria. Tenemos los peores números en el ranking. Estamos en cuartos o quintos en cantidad de muertos por millón de habitantes y décimos en cantidad total de fallecidos, y 113 en la cantidad de testeos, que lo venimos arrastrando desde febrero/marzo. La determinación de las cuarentenas extremas y anticipadas fueron un fracaso. Se destruyó la economía y el tejido social en muchos sectores para igual tener 40 mil muertos. En política exterior estamos alineados a las peores dictaduras internacionales, y lejos de las posiciones de nuestros socios históricos y los países europeos democráticos y Estados Unidos, defendiendo a Maduro en los organismos internacionales. En Seguridad tienen prejuicios ideológicos contra la policía, más preocupados por lo que le pasa a los delincuentes, y no a las víctimas. En lo educativo dejaron a los chicos sin educación por un año. En lo económico la moneda perdió la mitad de su valor y se agregaron dos millones de nuevos pobres. Los empresarios no están dispuestos a pagar para quedarse con las empresas que dejan los líderes del exterior. El Presidente tampoco cumplió con su palabra, habló de cerrar la grieta y terminó asfixiando a los distritos que no votan al peronismo, lo mismo para con la Ciudad de Buenos Aires. Tomaron la agenda de la izquierda radicalizada y el Instituto Patria. Se menciona mucho el episodio de la nueva carta de Cristina, donde prácticamente habla de Fernández pero sin mencionarlo. Y si bien se compadeció por lo que "heredó", tal vez no ha sido el no nombrarlo por indiferencia, sino por piedad, porque la verdad que su primer año de gestión fue muy preocupante. Para la economía, lo que pasó, ya no le interesa a nadie, lo importante es lo que va a pasar. Y allí aparece un nuevo dilema en el Presidente, y todavía más complicada que 365 días atrás, porque los problemas de ahora son muchos más graves que cuando asumió.