El Gobierno de Javier Milei continúa con medidas que afectan al sector cultural. A través de la Resolución 48/2025, el director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Carlos Pirovano, eliminó el "certificado de exhibición", un tributo implementado en 2011 durante la gestión de Liliana Mazure. Este arancel obligaba a las distribuidoras de películas extranjeras a pagar un monto escalonado según la cantidad de salas en las que se proyectaban sus filmes, destinando lo recaudado al fomento del cine nacional.

La eliminación de este tributo se suma a una serie de decisiones que han debilitado al INCAA y al cine argentino. En julio de 2024, el presidente Milei firmó el Decreto 662/2024, que suprimió la cuota de pantalla que garantizaba la exhibición de películas nacionales en las salas de cine. Esta medida fue calificada por trabajadores del sector como “una estocada final al cine argentino, concentrando los subsidios en los grandes monopolios constituidos”.

Además, el INCAA ha sufrido recortes presupuestarios significativos y despidos masivos. En enero de 2024, se registraron 400 despidos, y en noviembre de 2023, otros 40 empleados fueron desvinculados y transferidos al Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, sin asignación de funciones claras.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, defendió la eliminación del "certificado de exhibición", argumentando que "al imponer un impuesto que crecía con el número de salas, los productores encontraron que ya no era rentable pasar cine en salas pequeñas del interior. Así, en 2024, de los 800 títulos estrenados en AMBA, solo 200 llegaron a las provincias más pequeñas". Añadió que "el INCAA había hecho inviables los cines del interior".

X de Fede Sturzenegger

A estas medidas se suma la fijación de un nuevo costo de producción para películas nacionales. El INCAA estableció en $300 millones el presupuesto medio de un largometraje, con carácter retroactivo al 1 de septiembre de 2024. Hasta ahora, esa cifra era de apenas $105 millones. Sin embargo, la industria calcula que el costo real de producir una película hoy asciende a $1.730 millones, según datos de la revista Directores de DAC (enero de 2025).

En cuanto al Subsidio por Otros Medios de Exhibición, se establecieron nuevos topes según el género de la producción:

  • Animación: Hasta el 100% del costo reconocido por el INCAA, con un máximo del 43% del costo de una película media ($129 millones).
  • Ficción: Tope del 34%, es decir, $102 millones.
  • Documental: Tope del 17% ($51 millones).
  • Documental digital: Tope del 5% ($15 millones).

Si se considera que el costo real de una película de ficción es de $1.730 millones, el subsidio máximo de $102 millones cubriría menos del 6% del presupuesto total, dejando a los productores nacionales en una situación de extrema vulnerabilidad.

Por otro lado, la cuota de pantalla para películas nacionales sigue siendo mínima. Los complejos con más de 8 pantallas deberán asegurar el 6% de los estrenos anuales a producciones argentinas, mientras que aquellos con hasta 8 pantallas solo deberán reservar un 4%. Además, los filmes nacionales deberán exhibirse en dos funciones diarias en horario central (desde las 17:00) en su semana de estreno. Esta regulación, sumamente laxa, se ve agravada por la eliminación del "certificado de exhibición", ya que ahora no hay límites para que un 'tanque' de Hollywood ocupe prácticamente todas las pantallas disponibles.

La industria cinematográfica nacional enfrenta un panorama desalentador. La eliminación de mecanismos de protección y financiamiento, sumada a la concentración de la exhibición en manos de grandes distribuidoras extranjeras, pone en riesgo la diversidad cultural y la producción local. Referentes del sector advierten sobre la destrucción del cine argentino y la necesidad de políticas que promuevan y protejan la creación audiovisual nacional.

En este contexto, la reciente derogación del "certificado de exhibición" profundiza la crisis en la que se encuentra sumida la industria cinematográfica argentina, que ve cómo se desmantelan las herramientas que durante años permitieron su desarrollo y sostenibilidad.