Después del cimbronazo que significó la resolución del 30 de diciembre de 2020 donde el juez federal Daniel Obligado consideró que Amado Boudou debía volver a un penal, la estrategia judicial del ex vicepresidente apunta a invalidar esa decisión, aunque las chances de lograrlo parecen lejanas.

La defensa de Boudou, a cargo de los abogados Alejandro Rúa y Graciana Peñafort ya presentó su recurso contra la decisión de Obligado. Sin embargo, esta semana el juez decidió que el tema no se resolvería en feria judicial ya que no se pidió que se habilite la cuestión. Es decir, todo pasaría para febrero, cuando se reinicie la actividad y cuando el magistrado ya no esté en funciones dentro del Tribunal Oral Federal 4. Esto último es porque Obligado termina su subrogancia (suplencia) allí el 31 de enero. Su lugar será ocupado por Ricardo Basílico.

“No habiendo solicitado expresamente la defensa a cargo de Rua y Peñafort la habilitación de feria para dar trámite al recurso de casación interpuesto en representación de Boudou, téngase presente el mismo para su oportunidad y estese a los términos de la resolución del pasado 30 de diciembre”, marcó Obligado en la resolución. Es decir, el juez marcó que deberían haber pedido que la feria judicial “se abra” para que se trate este tema en enero. Las salas de feria de los tribunales son las que intervienen en asuntos que no admiten ningún tipo de demora. En este caso, durante la segunda quincena estaba integrada por los jueces Mariano Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Daniel Petrone.

La resolución que firmó Obligado donde dispuso la prisión en un penal para Boudou, establecía que iba a tener vigencia una vez que esté firme. Es decir, que pase por las instancias necesarias. Al no habilitarse la feria, esa decisión pasará a tomarse en febrero. Por lo pronto, que no intervenga el magistrado Gemignani pareciera ser una buena noticia, ya que sus fallos suelen ser profundamente duros, más cuando se trata de personas relacionadas con el kirchnerismo. Gemignani fue uno de los que consideró “imprescriptibles” los delitos de corrupción. También se hizo mediáticamente conocido cuando ordenó la detención de una secretaria por no mover unas cajas que había en un sala de Casación. El Consejo de la Magistratura lo multó con una quita del 35% de su sueldo.

La sala que intervendrá en febrero es la sala IV, actualmente integrada por los jueces Mariano Borinsky y Javier Carbajo y la jueza Ángela Ledesma. Los dos primeros fueron quienes, junto a Gustavo Hornos, confirmaron la condena a cinco años y diez meses de prisión por los delitos de “cohecho pasivo en concurso ideal con el delito de negociaciones incompatibles con la función pública”.

Es sabido que Boudou tuvo idas y vueltas en sus encarcelaciones. La primera detención fue en noviembre de 2017 por orden del juez Ariel Lijo. La liberación llegó el 13 de enero de 2018. Ese mismo año, en agosto, el Tribunal Oral Federal 4 lo condenó y ordenó su inmediata detención, situación que cambió en diciembre cuando otra integración del tribunal 4 lo excarceló.

En febrero de 2019, la Cámara de Casación, con los votos de Hornos, Gemignani y Borinsky ordenó otra vez su detención, que cumplió dentro del penal de Ezeiza hasta abril de 2020, cuando Obligado le otorgó la prisión domiciliaria. De esos tres, solo Borinsky continúa en la sala IV e incluso en esa oportunidad habló de los riesgos procesales que significaba que Boudou estuviera en libertad.

Es cierto que el panorama no es exactamente el mismo: no deberán ahora definir sobre una libertad concreta sino sobre la modalidad de detención. Allí, las cuestiones se tornan más finas: ¿hay elementos suficientes como para sostener una detención domiciliaria? En líneas generales, las decisiones de Casación tienden a ratificar los fallos que tomaron los jueces que intervienen en los procesos de manera directa.

Para la defensa de Boudou, la domiciliaria debe mantenerse porque el juez no fundó de manera correcta la decisión de enviarlo a la cárcel. Consideraron que todavía persiste la emergencia sanitaria e hicieron hincapié en la necesidad de cuidado de los hijos del ex vicepresidente. En ese sentido, quién podría mostrarse más dispuesta a considerar una cuestión humanitaria es Ledesma, aunque no es garantía. Borinsky fue criticado por ciertos sectores periodísticos en 2020 por algunos de sus fallos, a los que consideraron en sintonía con el oficialismo.

El juez se mantiene lejos de esa polémica y sigue bregando porque se ponga en discusión el proyecto de Código Penal que coordinó durante el macrismo. Carbajo, por su parte, mantiene un perfil bajísimo, en línea con lo que ha sido su trayectoria tribunalicia, que le permitió dar el salto de secretario de Casación a juez de esa instancia, el tribunal penal más importante del país.

El panorama no es del todo alentador para la defensa. El fallo de Obligado se dio, si se saca de consideración el día en que sucedió, sin sorpresas y luego de una solicitud de la Fiscalía cuando ya se habían cumplido todos los pasos legales y ya existía una condena firme. Mientras tanto, se prepara también un escrito para llevar el caso al sistema interamericano de Derechos Humanos.

La condena del ex vicepresidente vence en junio de 2024, lo que significa a que mediados de este año podría solicitar salidas transitorias en caso de ser nuevamente encarcelado. Podría incluso pedir la libertad condicional pasada la mitad de 2022, una vez que cumpla con los dos tercios de su pena. Estas fechas pueden variar debido a lo que se conoce como “estímulos educativos”: cursos, materias o talleres que haya aprobado Boudou y que le sirvan para reducir en algunos meses estos plazos.

Una vez que todo llegue a Casación, debería realizarse una audiencia para que la defensa defienda su postura, el fiscal comparta la suya (seguramente en línea con lo pedido por sus colegas en la instancia anterior) y a partir de allí se tomaría la decisión. ¿Tiempos? Dependerá de la velocidad que quieran imprimirle los jueces. Si Casación falla en contra de Boudou, probablemente se intente llevar todo a la Corte Suprema, que no suele intervenir en este tipo de cuestiones.