Desde que se fundó la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) en 1972, ningún mandato fue tan largo como el de Jorge Brito, que asumió en 2003 y sobrevivió a los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Kirchner para ceder su cargo a Daniel Llambías (en 2016), que estaría apenas un año previo a que asuma Jorge Brito hijo. 

Desde ese lugar Brito construyó un importante refugio de poder. Es por eso que en el transcurso de la tarde y noche se acumularán saludos de legisladores, gobernadores y expresidentes.

Ya era una figura importante en el mundo empresario, que comenzó con la fundación de la financiera Hamburgo en los años 70, que en el 1988 se transformaría en el banco Macro. Brito expandió sus negocios en el mercado inmobiliario, agropecuario y energético en distintos puntos del país.

Pero con su llegada al alto mando de ADEBA, sus vínculos con el poder político se fortalecieron. Razonablemente discreto, y de hábil cintura, Brito tuvo rachas de buen vínculo con el kirchnerismo. No obstante, en estas últimas semanas el banquero expresó su disconformidad con el aporte solidario de las grandes riquezas aprobado en Diputados. Pues Brito era de los hombres más ricos del país.

Uno de los lugares en donde más influencia ejercía, era en Salta, en donde ocurrió el trágico accidente que terminó con su vida. Buen vínculo con la familia Urtubey y también con el actual gobernador Gustavo Sáenz, con el que compartió un almuerzo este viernes antes de emprender el vuelo que terminaría trágicamente rumbo  una de sus estancias.