Esta vez vamos a ir por un cambio que sea para siempre”. Con esa frase, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, dibujó el pasado martes la última parte del círculo que le faltaba para completar su candidatura para tomar el bastón de mando a nivel nacional en las elecciones de 2023.

Lo hizo desde el Yacht Club de Olivos, a solo cinco cuadras de la residencia que pretende ocupar a partir del año próximo. Sin embargo, el camino parece más largo y sinuoso que la propia B 842, la carretera secundaria que debía tomar Paul McCartney, autor de este clásico de The Beatles, para llegar a su casa en High Park, en la península de Kintyre.

Y en eso mucho tiene que ver la Provincia. Sucede que hoy, a diferencia de sus competidores internos del PRO, la exministra de Seguridad, no cuenta con una referencia fuerte en Buenos Aires para poder salir a disputar el poder hacia arriba.

Su candidato, Javier Iguacel, dirige los destinos de un municipio como Capitán Sarmiento, de 15 mil habitantes, y su paso nacional como ministro de Energía dejó latente el recuerdo de los tarifazos. Y hoy se encuentra en un plan de recorrida que no encuentra recepción.

Como una de las principales referencias del ala dura del PRO, Bullrich está cediendo el protagonismo de los halcones bonaerenses a Cristian Ritondo. Y desde algunos sectores internos ya hablan de la posibilidad de que esa línea provincial termine siendo absorbida por el tándem de la exgobernadora María Eugenia Vidal y el actual diputado nacional.

Es por esto que Bullrich debió recurrir a otro experimentado armador para ver la posibilidad de intentar lograr una llegada más profunda, sobre todo, hacia el interior de la Provincia, donde no tiene una representación clara. Es por esto que sumó al diputado nacional, Emilio Monzó, para poder acomodar los dirigentes rumbo a una misma idea.

De esta forma, el legislador nacional ya bajó la directiva a sus principales delfines como el diputado bonaerense, Marcelo Daletto, y al concejal de Tigre, Nicolás Massot, de poner todo en función de Bullrich 2023.

Sin embargo, desde un sector del partido amarillo creen que lo de Bullrich “es un intento desesperado por intentar evitar lo inevitable. Si juega Mauricio, Patricia se cae. Va a terminar siendo una candidatura para acomodar a su gente en la lista de otro”, le dicen a Data Clave.

Ante esta situación, la presidenta del PRO tomó la decisión de salir a reforzar los lazos liberales. Así lo evidenció en su última visita a Quilmes, donde fue acompañada por Ricardo López Murphy, donde llevaron adelante su primera cumbre liberal en territorio bonaerense.

La intención de Bullrich es consolidar la pata liberal abierta a la posibilidad de sumar a los referentes de un sector que crece en llegada pero que provoca roces no solo hacia adentro del PRO (sobre todo en las llamadas palomas) sino también con la UCR, que ya le puso un freno a esa intención en su última convención nacional llevada adelante en La Plata.