Alberto Fernández volvió a dejar en claro ayer desde José C. Paz que no se baja de la pelea por el 2023. Todo lo contrario. “El que quiera hacerles creer que en 2023 estamos perdidos, ¡un carajo estamos perdidos!”, exclamó con tono firme. Claro, sus intenciones no van en detrimento de otros actores del Frente de Todos que saben muy bien que en el camino hacia 2023 ya no hay chances de candidatos a dedo.

Las diferencias internas dentro del oficialismo dejaron a la vista viejas posturas encontradas que resuenan en un marco de crisis económica, pero que se hacen puente a la hora de generar el camino hacia el 2023.

El Frente de Todos nació como coalición electoral y se hizo gobierno. Y hoy, sin dudas, las formas quedan por delante. Sin embargo, hay coincidencias. Y más allá de las declaraciones de turno todos los referentes entienden que para ganar las elecciones del año próximo la unidad no puede entrar en la discusión.

Con el fin de fortalecer los lazos internos y amplificar las voces que forman parte del espacio, el gobernador Jorge Capitanich llamó en su momento a institucionalizar el Frente de Todos. Y en los últimos días lo consiguió. El mandatario provincial tiene más que claro que para competir no solamente alcanza con la unidad sino que también es necesario abrir el juego interno para que todos se sientan parte real del espacio.

Coqui busca dialogar con todos, no solo con los propios. Sino también con los empresarios, comerciales, organizaciones civiles que permitan fortalecer desde el territorio al Frente de Todos”, le explica a Data Clave Raúl Bittel, subsecretario de Gobierno de Capitanich en Chaco.

“Unidad en la diversidad”, afirman como base de identidad de un Frente de Todos que, en Chaco, posibilitó el armado de un Consejo Ejecutivo en el que cada partido participa igualitariamente con voz y voto. Y que, además, plantea un congreso donde todos los partidos que forman parte del FdT tienen una participación porcentual de afiliados y en la que el justicialismo local atenúa su representación para, justamente, tener un porcentual de congresales más equilibrado.

En su declaración de principios, desde el Frente de Todos afirman que “no pretendemos encabezar una opción iluminista que condene la diversidad de opiniones, simplemente queremos rescatar del Martín Fierro que ‘hasta el pelo más delgado hace su sombra en el suelo’. Queremos construir un espacio abierto, plural y democrático, respetando la diversidad, uniendo esfuerzos y voluntades”.

La base de la construcción tiene que ver con los consensos. No tenemos límites partidarios, el límite es cómo pensamos la Argentina al 2050. Creemos que en este ámbito de falta de diálogo y consenso, Coqui propone sentarse a discutir para ponerse de acuerdo y avanzar y tratar de resolver las cuestiones fundamentales”, sostiene Bittel.

En la puja rumbo al 2023, Capitanich sabe que ningún gobernador todavía asomó la cabeza para ser una opción. Y son varios los dirigentes que lo ponen al frente de esa representación federal que, sienten, hoy no tiene el país.  

Es por esto que, como parte de la proclama del FdT local, el gobernador busca hacer llegarle a sus pares la necesidad de promover un gobierno nacional sin centralismos. Con un estado que descentralice la gestión pública a provincia y municipios con una nueva ley de coparticipación. Y una organización que permita que los bienes públicos sean ejecutados por los municipios y las provincias.

Y, en esa línea, Capitanich pretende replicar esta institucionalización en otras provincias con el fin de poner a los gobernadores en la pelea hacia el 2023 y dirimir en las PASO, entre las diferentes convergencias del campo nacional, popular y democrático, el candidato que elija la gente.