“Necesito que veas esto”. El mensaje llegó a varios de los jueces durante la tarde del viernes. Un link y una foto que mostraba a Mariano Borinsky sonriente, hablando de la pasión por el derecho. La entrevista que el presidente de una de las salas de la Cámara de Casación dio a una revista especializada no pudo caer en peor momento. Allí, entre otros comentarios, se mencionaba la “pasión por el deporte” del magistrado. El vínculo de ese comentario con la revelación de las visitas que le hizo a Mauricio Macri para jugar al paddle se hizo prácticamente solo.

Gustavo Hornos, Daniel Petrone, Ana María Figueroa, Diego Barroetaveña, Alejandro Slokar, Carlos Mahiques, Guillermo Yacobucci, Liliana Catucci, Juan Carlos Gemignani, Eduardo Riggi, Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Ángela Ledesma. De estos 13 integrantes del tribunal penal federal más importante del país, cuatro fueron denunciados estas últimas semanas en el Consejo de la Magistratura. Hornos y Borinsky, por sus visitas a Macri. Gemignani, por sus destratos y comentarios misóginos y violentos. Riggi, por su desempeño en una de las causas que involucra a Mauricio Macri.

Casación está partida. Hay tres jueces que abiertamente ya le manifestaron a Hornos que debe dejar la presidencia: se trata de Slokar, Ledesma y Figueroa. El magistrado no acusó recibo y sus colegas (a excepción de Catucci) tampoco mostraron apoyo al trío que considera que Hornos ya no es apto para ese cargo. Al encargado desde hace años de la Comisión de Cárceles le vino bien que el escándalo le estallara hace diez días a Borinsky: sus seis visitas a la Rosada quedaron en segundo plano ante las visitas a Olivos.

En el Consejo, la causa contra Hornos avanza con el pedido de medidas para ver si esas visitas significaron algo más, si ese diálogo social se vio reflejado en las decisiones que el juez debía tomar en distintos expedientes. Lo de social no es una conclusión caprichosa sino algo que el propio Hornos le comentó a sus colegas en una de las últimas reuniones que hicieron. Esa explicación no quedó plasmada finalmente en el acta que se hace de estos eventos, lo que también destapó una polémica.

Quizás por eso, por el temor de que tanto Hornos como Borisnky sean reclamados por sus colegas o por el hecho de que probablemente no puedan esquivar la situación de dar explicaciones es que no se realizaron esta semana ninguna de las reuniones habituales. Si no se plasma de forma oficial, no hay nada que pueda ser usado en su contra.

Está claro que las visitas sacudieron la Cámara de Casación pero si algo calma por ahora las aguas es que los votos en el Consejo no alcanzan para la apertura de un jury que defina la remoción del cargo. Si está más cerca la posibilidad de que sean citados, luego de que se avance en las investigaciones, a una especie de “indagatoria” en el Consejo, donde el magistrado tiene la posibilidad de exponer sus argumentos y defenderse.

La causa contra Riggi viene mucho más fría mientras que manejaría otra situación. “Gemignani pasó un límite”, comentó una fuente del Consejo esta semana a Data Clave. Está claro que no olvidan la sanción que le fijaron en 2019 también por un episodio con tintes claramente machistas y autoritarios. Ahora, Gemignani no solo arremetió contra sus colegas (la denuncia incluye una serie de mensajes misóginos e insultantes contra las juezas Ledesma y Figueroa) sino contra el colectivo de mujeres en general. 

“¡Feliz día para todas!!! Especialmente para las delincuentes!!! Solo se alcanzará la igualdad cuando se les reconozca el derecho a delinquir! Y también entonces sean pertinentemente penadas!!! Mientras tanto poniéndolas en evidencia!!! Hasta que la igualdad no sea solo relato!!!”, decía el mensaje recibido. Las juezas pidieron que se “certifique” (que quede evidenciado) que fue Gemignani quién lo escribió. El juez arremetió y dijo que los denunciaría a todos si lo hacían.

La violencia, el portazo con el que arremetió en una reunión que hacían sus colegas (cuando el escándalo de las visitas no había estallado) y el antecedente de la multa del 35% le juegan en contra en un Consejo de la Magistratura que se puso como meta ir desterrando la violencia de género y el machismo que hay dentro del sistema judicial. “Para mi, ya tiene el boleto picado”, dijo uno de los integrantes del Consejo.