234 días transcurrieron desde el 20 de marzo, la fecha en la cual inició el aislamiento obligatorio en todo el país. Con el correr de los meses, varias ciudades y provincias del país fueron recuperando movilidad ante niveles bajos o nulos de contagios de coronavirus. Pero la ciudad de Buenos Aires y los municipios del conurbano bonaerense, conformado el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se mantuvieron en la fase más estricta hasta el día de hoy (martes en la Provincia) en la que se hará oficial el paso al distanciamiento social. 

La caída en los niveles de casos diarios (450 en la Ciudad) y una merma en la ocupación de camas de terapia intensiva (30% en el sistema público porteño) motivaron al gobierno nacional a habilitar para el AMBA este siguiente paso en el marco de la pandemia. 

El principal cambio que dispone esta nueva fase, en la ciudad de Buenos Aires, es que “no se va a necesitar permiso para circular porque se levantan esas restricciones dentro de Capital”. El transporte público, en parte, seguirá siendo exclusivo de los trabajadores esenciales, sumando ahora a los estudiantes.

Otra diferencia es que se habilitará el uso de las superficies cerradas hasta un máximo del 50% de su capacidad, “garantizando siempre la distancia de dos metros entre personas y evitando la concurrencia mayor a 10 personas”.

La educación será uno de los protagonistas de esta nueva fase, debido a que se impulsará la vuelta total en todos los años y grados. Siempre la decisión está en las escuelas, y las actividades son de “revinculación” y al aire libre, y sin obligatoriedad. 

Se habilitarán los deportes grupales al aire libre, “de más de 10 personas y compartiendo elementos en instituciones públicas y privadas sin aforo (gimnasios, polideportivos, clubes)”. Además, se permiten las competencias “pero sin público”.

Respecto a la cultura, se permiten ahora las clases o talleres artísticos “en instituciones con capacidad máxima del 30 por ciento del espacio de acuerdo a las condiciones de ventilación”.

El gobierno porteño sumó sedes “en forma progresiva” para los casamientos civiles, siempre con capacidad máxima de 10 personas por ceremonia.