Primero fue Mauricio Macri, quien a fines de marzo anunció que no sería candidato en las próximas elecciones. El expresidente se bajó de la contienda “convencido de que hay que agrandar el espacio político del cambio que iniciamos y que tenemos que inspirar a los demás con nuestras acciones”. Ahora, le tocó el turno a la diputada nacional María Eugenia Vidal que, como ya había adelantado Data Clave en varias oportunidades, tomó la decisión de retirarse de la contienda electoral por el sillón de Rivadavia.

Con el renunciamiento de la exgobernadora bonaerense, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quedaron como los principales referentes en la búsqueda por ser el candidato principal del PRO rumbo a la presidencia.

La exgobernadora, quien semanas atrás había llamado a bajar todas las candidaturas en un intento de “volver a empezar” y de mostrarse como la dirigente que podía unificar las posturas de las palomas y los halcones, cumplió (días más, días menos) con poner sobre la mesa su decisión. Lo hizo con algunas promesas de fondo. “El futuro tiene un lugar para vos”, le aseguró Macri en un mensaje público.

Vidal no quiere ir por la Ciudad. Lo dejó en claro muchas veces. Y solo aceptaría de ser la única candidata del PRO. Sin Jorge Macri, ni Fernán Quirós. Nuevamente con la intención de ser la referente de la unidad. Pero el margen es escaso. Y ese futuro del que habló Macri podría llevarla a quedar como la titular del PRO.

Es el lugar que más le conviene tomar para poder a proyectar un armado rumbo al 2027. Patricia hizo un camino enorme desde ahí y es el mejor rol en este momento de diferencias. Ella puede ser la voz para la unidad”, le dice a Data Clave un dirigente bonaerense fiel.

La declinación de Vidal no solo tiene consecuencias directas en el trayecto nacional. También tiene su impacto en los territorios. Sobre todo, en la provincia de Buenos Aires donde la dirigente tiene buena parte de su tropa. Con su anuncio, la actual diputada le allanó el camino a su par de la Cámara baja, Cristian Ritondo, de alinearse de manera natural con la candidatura de Bullrich.

El exministro de Seguridad bonaerense siempre estuvo más cerca ideológicamente de su ahora candidata nacional pero por una cuestión de lealtad hizo fuerza en favor de Vidal con la clara intención de que la exgobernadora pudiera mostrar su carta bonaerense en la puja por instalarse como aspirante de peso en las nacionales. Sin embargo, no alcanzó.

Vidal nunca logró tener un armado a nivel país. Y su propia tropa bonaerense empezó a reclamar por decisiones que les permitan reposicionarse a tiempo dentro de lo que será la puja entre los dos candidatos nacionales. Ahora, tras la baja, Ritondo podrá reacomodarse con libertad dentro del armado de Bullrich, al igual que la dirigencia de la “Leona”.

Más allá de que se trata de un alineamiento natural el problema que se viene hacia adentro del ala halcón es cómo quedarán posicionados los cuatro precandidatos que hoy avanzan en favor de la extitular del PRO: Néstor Grindetti, Javier Iguacel y Joaquín De la Torre, además de Ritondo.

Con este movimiento, Bullrich busca mostrar músculo en la idea de que son cuatro contra uno (Diego Santilli). Sin embargo, el “Colorado” sigue encabezando las encuestas. Horas antes del anuncio de Vidal, Grindetti, dejó en claro que “somos tres personas que conocemos la provincia, con buena predisposición si nos sentamos sabemos quién puede ser el mejor para acompañar a Patricia, nos podemos poner de acuerdo y no pensar solo en una especulación electoral sino en ver quien puede ser más afín para gobernar”. 

Ahora son cuatro. Y, como ya avisó, De la Torre no comulga con Ritondo. Y no haría campaña en su favor si Bullrich optara por él. La unidad de los halcones dejará heridos. Eso está claro.