El domingo fue para los gobernadores, pero el lunes se lo quedó Karina Milei. Mientras los mandatarios de Salta, Jujuy, Chaco y San Luis festejaban haber retenido poder en sus legislaturas, en la Casa Rosada había otro tipo de brindis. El triunfo del armado libertario en la capital salteña y la alianza ganadora con los radicales en Chaco le devolvieron el aire a un esquema que parecía tambalear después del tropezón en Santa Fe. Y aunque el diseño nacional de La Libertad Avanza es, por ahora, más caótico que estructurado, el resultado dejó claro algo: Karina tiene el control del mapa político libertario, aunque sea a mazazos.

El armado nacional que comanda “El Jefe” no responde a una lógica tradicional. ¿Estrategia electoral? Eso suena demasiado académico para una fuerza que en cada provincia juega distinto y con lo que tiene a mano. En Chaco se pegó al radicalismo para derrotar a Capitanich, en Salta fue con doble boleta, en Jujuy compitió en soledad y en San Luis directamente alquiló un sello ajeno por culpa de sus internas. Pero incluso con ese mejunje, la marca libertaria se coló como principal oposición en varios distritos. El modelo Milei –ese que repele a los partidos tradicionales y enamora a los que detestan la política– sigue ganando terreno, y su hermana capitaliza cada centímetro.

La maquinaria libertaria crece sin pedir permiso. “Gracias a los salteños, jujeños y chaqueños por el mensaje que nos dejaron hoy”, escribió Karina en sus redes tras los comicios, y enseguida recordó cuál es su verdadera misión: “Llevar la antorcha de la libertad a cada rincón del país”. El objetivo no es menor: preparar la reelección presidencial de su hermano en 2027. En ese plan, sumar gobernadores aliados aunque no sean libertarios de pura cepa es parte del negocio. Porque a falta de estructura, la rosca se construye sobre la marcha y con acuerdos de supervivencia.

X de Karina Milei

En ese esquema se apoyan figuras como Lule y Martín Menem, primos y operadores centrales del armado nacional, quienes alternan entre internas palaciegas y pactos con caciques provinciales. Con un peronismo sin brújula y una oposición dividida, Karina va tejiendo una red inorgánica de contención con gobernadores que, aunque ganaron sus provincias, no pueden dejar de mirar de reojo el crecimiento del mileísmo. Duermen con el enemigo, o al menos con un socio incómodo que les puede disputar poder en su propia casa.

Con una mano en la lapicera y otra en la picadora, Karina Milei pisa fuerte tras el domingo electoral

Así como en Chaco la alianza con Zdero salió bien, en San Luis la pelea interna fue tan feroz que obligó a los libertarios a competir con otro nombre. En Salta, el batacazo llegó en la capital, donde el libertario Roque Cornejo Avellaneda le sacó cinco puntos al candidato del gobernador Gustavo Sáenz, y en Jujuy se convirtió en la primera fuerza opositora al oficialismo. Todo con una particularidad: el Gobierno nacional decidió no enviar a ningún funcionario a los festejos. “Es un avance político muy fuerte. En Salta ganamos la capital. La gente apoya a un gobierno que está transformando el país”, dijo Patricia Bullrich, sacando pecho en nombre del oficialismo.

La consolidación de Karina Milei como jefa del armado nacional también ordena puertas adentro. Después del papelón santafesino de abril, cuando la lista violeta quedó tercera en la elección constituyente, no faltaron críticas internas al rol de Lule Menem. Desde el entorno de Santiago Caputo, el asesor estrella, insistieron en que “hay que competir solo donde se puede ganar”. Pero ahora, con Chaco y Salta en el bolsillo, la confianza volvió a la Secretaría General de la Presidencia. “En la ciudad va a pasar lo mismo”, se entusiasmó Bullrich, apostando todo a la pelea porteña de la próxima semana.

Hacia adelante, lo que se viene es todavía más desafiante. La elección en CABA será el próximo campo de batalla, con Karina respaldando a su vocero Manuel Adorni frente al PRO de Macri. Pero el verdadero juego de fondo es otro: el cierre de listas para las legislativas nacionales. Ahí se verá hasta dónde llega el entendimiento con los gobernadores y cuántos de ellos están dispuestos a ir más allá del pragmatismo actual. Si el adversario de 2027 vuelve a ser Cristina Kirchner o alguno de sus herederos, el mileísmo sabe que tendrá fácil la polarización. Si, en cambio, el rival es un gobernador rebelde con discurso productivista, Karina querrá tenerlos de su lado antes de que eso ocurra.

La próxima parada clave será la elección legislativa porteña de este mes, donde el oficialismo busca consolidar su poder en la capital. Será un nuevo termómetro para medir el músculo libertario y el poder real de Karina Milei como armadora nacional. Todo mientras, desde el Ejecutivo, siguen repitiendo que no hay margen para negociar con la política tradicional… salvo que convenga.