La Cámara de Diputados fue convocada a una sesión especial para este miércoles 2 de julio, en medio de un clima tenso dentro y fuera del Congreso. El llamado lo firmó el presidente del cuerpo, Martín Menem, tras el pedido del bloque Democracia acompañado por dos diputados de la UCR. El temario mezcla iniciativas que ya tienen dictamen con otras que todavía duermen en comisiones, la mayoría bajo el control de La Libertad Avanza.

Entre los puntos destacados aparecen seis proyectos vinculados al financiamiento de las universidades públicas y la recomposición salarial de sus trabajadores, una bandera que la oposición ya intentó instalar en el recinto meses atrás. También figuran cuatro iniciativas sanitarias: la emergencia pediátrica por dos años, la promoción de la salud cerebral, la creación del programa Crecer con Salud para menores de 18 años y sus familias, y la asignación de fondos para el Hospital Garrahan.

La lista se completa con tres proyectos de incentivos para pymes y uno que busca cambiar el huso horario oficial en todo el país, derogando la actual ley 26.350.

El problema es que ninguna de estas propuestas cuenta con dictamen. Por eso, si se logra abrir el recinto, la oposición buscará emplazar a las comisiones (principalmente Presupuesto y Hacienda, que preside José Luis Espert) para que comiencen a debatirlos. Pero el oficialismo ya mostró resistencia a ceder en ese terreno.

Donde sí hay avance es en dos proyectos con dictamen listos para media sanción: la reforma del Régimen Legal de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y la implementación del juicio por jurados en la Justicia Federal.

La reforma sobre los DNU es especialmente sensible para el oficialismo. El texto propone plazos de 90 días para que el Congreso trate los decretos, permite rechazarlos con el voto de una sola Cámara, y habilita la aprobación parcial artículo por artículo, sin necesidad de aceptar o rechazar todo el paquete. Desde el entorno presidencial resisten esta propuesta, y la Casa Rosada ya puso en marcha contactos con gobernadores aliados para evitar que la sesión llegue al quórum.

La oposición, por su parte, retomará las negociaciones este lunes a la tarde, después de una semana sin avances concretos. El objetivo es conseguir los 129 votos necesarios para abrir el recinto, algo que por ahora está lejos. 

Los gobernadores también juegan su propio partido. En paralelo a las tratativas en Diputados, siguen negociando fondos con el Ejecutivo, y eso los pone en una posición incómoda. A pesar de haber firmado un proyecto conjunto que todavía no llega al Senado, mañana se verán las caras en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), y ahí se verá si finalmente alguno da el paso y decide no bajar al recinto para colaborar con el Gobierno.

Mientras tanto, en los pasillos del Congreso, lo que más preocupa no son los oficialistas sino la falta de coordinación entre los distintos bloques opositores, una desorganización que podría volver a jugar a favor de Javier Milei y dejar la sesión sin quorum una vez más.